Posted by : Vaig a Peu lunes, 18 de enero de 2010

Después de un año planeándolo y concienciándome, qué fácil y qué duro a la vez, tras 42 años en  misma entidad. Cuando entré a formar parte de la plantilla a los 19 años ya llevaba 7 más trabajando y aún recuerdo cuando a los doce años y medio, en agosto mi padre me dijo: mañana te vas con la mamá a buscar trabajo, me quedé perplejo, había terminado 2º de bachiller en el Instituto Laboral y le dije que las había aprobado todas, no importa mañana vas con mamá, volví a insistir y me dijo que con parte de lo ganara podría ir a una academia por la noche y así fue. Pedimos trabajo en una fábrica de calzado, una fontanería y acabé repartiendo en bicicleta fornituras para calzado. Acostumbrado a ver a las niñas de las jesuitinas a la salida del Instituto, pasé a verlas detrás de una palmera escondiendo mi bicicleta, pero puse ahínco en la academia y pasé a una oficina y de ahí a preparar oposiciones que aprobé. Hasta que no tuve hijos en edad escolar, no entendí a mi padre y su época, pero luché por que no volviese a ocurrir. Con mi hermana pequeña me ofrecí a pagar el coste de los estudios, que no fué necesario, y continuó hasta que ella quiso.

Pero no todo es experiencia; hay mucho esfuerzo por conseguir y mantener reconocimientos y categoría profesional,  compañeros, un estatus, clientes, clientes-amigos, amigos, conocidos... y un trabajo que me gustaba.

La parte profesional se podía planear y así lo hice. Yo tomé la decisión, nadie me lo propuso, ya que por edad, antigüedad, cotizaciones y convenios lo podía hacer y permitirme una rebaja en  mi pensión y un aumento en mi calidad de vida. Siempre fui sincero con la empresa, aunque sin  decir la fecha, sabían de mis intenciones, por lo tanto tenía el "sustituto" a mi cargo. Durante más de un año he intentado profesionalmente traspasar mis conocimientos y experiencias. Qué distinto de cuando yo entré, ávido por aprender, de saber, de querer....   Ahora no es así, todo el mundo tiene carrera, lo cual es maravilloso, yo he tenido que hacer grandes esfuerzos y una de mis prioridades siempre fue que mis hijos terminasen la suya y me siento muy orgulloso de que lo consiguieran. Pero la carrera no te da experiencia y lo que es peor por desgracia, tu trabajo puede que no tenga nada que ver con ella. Trasmitir contando tus batallitas no suele impregnar mucho, pese a  que en ganar o perder esas batallas ha estado el éxito de tu trabajo, pero creo que era mi deber hacerlo.

 Por ello, decidí cortar de raíz y después de la jubilación estuve más de cinco meses sin acercarme a la oficina en horario público, tenía que romper el hábito,  he mantenido contacto telefónico y visitado en otros horarios. También tuve que controlar mis salidas a la calle y evitar encuentros con clientes y conocidos, aquí entra en juego su “egoísmo” no  querían darse cuenta de que yo ya no estaba y que hay otras personas con los mismos medios para atenderles. Hoy todo es distinto y se alegran de verme, el tiempo todo lo cura.    

Ahora viene lo más difícil, la parte personal: ¿Qué hacer cuando no tienes obligación de hacer nada?

También estaba meditado: había dos posibilidades una, pedir "empleo parcial" a clientes o amigos con lo cual dejaba de conseguir duros objetivos y pasar a depender de otro horario y trabajo, pero conociéndome no dejaría que nadie me regalara nada, con lo cual acabaría implicándome de nuevo. Y la otra era ser yo, como dice Serrat hacer balance de los sueños pendientes y los fracasos cumplidos e imponerme una disciplina diaria.

Por naturaleza soy disciplinado y práctico y me aprovecho de ello. El deporte siempre me ha acompañado, es mi pasión, sobre todo el fútbol y la montaña, el senderismo. Por falta de tiempo, desde que me casé he madrugado dos horas antes de ir al trabajo para hacer bicicleta estática y estiramientos todos los días en casa, eso me ha permitido mantener el tono muscular para que los sábados que libraba en el trabajo ir a la montaña y todos los domingos jugar al fútbol en la Sociedad hasta hace cuatro años que dejé el fútbol y todo ha sido senderismo.

Por lo tanto sigo siendo disciplinado con el deporte para continuar haciendo senderismo a buen nivel. Ya no madrugo a las seis de la mañana, pero si antes de las siete, tres días alternativos salgo a correr por la ladera del Vinalopó unos 45/50' y estiramientos en casa y los otros dos días elíptica y estiramientos en casa.

Un día cualquiera en la vida de este jubilado: Después del deporte, ducha, buen desayuno y cerca de las nueve comienza mi jornada: Conecto el ordenador, prensa diaria y deportiva por internet, apertura de mi agenda informática cargada con tareas y sueños que cumplir que van desde echar la primitiva a preparar el próximo viaje o nueva ruta de montaña, pasando por reformar la casa, hacer inventario de mi biblioteca y de mis DC's, leer, volver a pintar al óleo o preparar la lista de la compra, todo un reto diario que cumplir con mucha profesionalidad, es mi nuevo trabajo y ha de durar el resto de mi vida.

Pero todo esto no habría sido posible si a mis 19 años no hubiese conocido a mi compañera, esposa y madre de mis hijos a la que ahora una de mis grandes tareas es devolverle con creces todo su cariño y apoyo.

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  1. Enhorabuena, vicente por el relato de practicamente toda tu vida laboral, familiar y deportiva, explicada con pocas pero muy claras palabras,sobre todo me gusta partilarmente el ultimo parrafo dedicado ha tu compañera y esposa, el cual me ha echo brotar algunas lagrimas de emocion . Me siento orgulloso de ser uno de tantos amigos que tienes y espero seguir siendolo toda la vida, recibe un fuerte abrazo de tu amigo antonio y de su amiga y compañera maribel.

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