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LA MORRA DE LA MINA Y LA MADAMA DEL CARCHE POR LA ARISTA DEL BARRANCO DE LA MINA, JUMILLA.

En el Altiplano murciano sus extensas planicies nos presagian la proximidad de las llanuras manchegas. Flanqueado por escarpadas montañas, sus anchos valles están atravesados por una infinita red de ramblas. Es la comarca del  noroeste, uno de los espacios más singulares de la región. Compuesta por los municipios de Fortuna, Abanilla, Jumilla y Yecla, se trata de poblaciones con intensa raigambre e historia, donde nos encontramos con campos cubiertos de viñedos y donde también podemos disfrutar del carrascal en el Valle de Guarafía y el pino laricio en la Sierra del Carche; olmos en la rambla de Tobarrillas; pinares en la Sierra Larga y Serra del Serral; lentisco en Jumilla (Monte de Sana Ana y Serral) y en Yecla (Sierra de Salinas y Monte Arabí); quejigo y pinares en la Sierra de Salinas. Jumilla con 972 km2, ocupa el segundo lugar en extensión entre el conjunto de municipios de la región. Situado al noroeste de la Comunidad Autónoma de Murcia, su privilegiada situación geográfica es de transición y nudo de comunicaciones entre Murcia, La Mancha, Andalucía y Levante. El poblado de Coímbra en el Barranco Ancho se puede considerar como el primer núcleo urbano de la comarca que fue destruido de forma violenta a principios del siglo II a.C. Con la llegada de los romanos aparecieron las villas que tan abundantes son en la comarca y que tan ricos restos materiales nos han legado, como los mosaicos pertenecientes a la Villa de los Cipreses, del siglo IV d.C., que se pueden contemplar en el Museo Municipal Jerónimo Molina. De época romana son El Casón, monumento paleocristiano del siglo V, que es uno de los pocos que quedan bien conservados en la Península Ibérica, y el dios “Hipnos”, estatua de bronce encontrada cerca de El Casón, y en la actualidad en el Museo Nacional de Berlín. De la dominación árabe nos han quedado copiosas huellas pudiendo destacar El Castillo como yacimiento más importante, ya que la ubicación de un núcleo estable de población en el cerro de El Castillo, dará origen al asentamiento definitivo de la Ciudad. Las características actuales del paisaje vegetal de Jumilla son el resultado de los cambios introducidos a lo largo de la historia por las comunidades humanas que han habitado en la zona en los últimos milenios.
sábado, 20 de abril de 2024
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EL CARCHE DESDE LAS SALINAS DE LA ROSA, JUMILLA.

La sal de un antiguo mar en la Sierra del carche. Hace 200 millones de años el mar inundaba periódicamente esta zona, depositando sales y yesos, formándose así una importante capa salina. Las Salinas de la Rosa se ubican en las faldas del cabezo que les da su nombre. Se trata de una elevación suave de tonos rojizos, resultado de los últimos movimientos tectónicos que provocaron la elevación de la capa salina. Este afloramiento salino se conoce con el nombre de Diapiro de la Rosa y es el más grande de la Región de Murcia. Por su elevado interés científico y ambiental está protegido bajo la figura: Lugar de Interés Geológico. También se encuentra dentro de los límites de Lugar de Interés Comunitario y Parque Regional de la Sierra del Carche. La actividad salinera data de la época romana y continúa en la actualidad, aunque el método de extracción se ha modernizado. Actualmente se utilizan pozos para inyectar agua dulce en profundidad y disolver la sal directamente en la capa salina. La salmuero o agua salinizada se extrae a la superficie y una parte se deposita en las balsas calentadoras, donde el viento y el sol evaporan el agua creando la costra de sal que recolectan los expertos salineros. El resto de salmuera se deshidrata en una planta de termocompresión. 
sábado, 11 de marzo de 2023
Posted by Vaig a Peu

LA SOLANA DE LA SIERRA DE SOPALMO, JUMILLA.

El origen de la mina se remonta hasta hace más de 200 años. Durante un periodo muy seco, los vecinos del lugar encontraron en la vegetación típica de zonas húmedas indicios de la existencia de agua en la Solana de Sopalmo. Las pedanías cercanas, como Las Encebras, precisaban cubrir las necesidades básicas de agua para las personas, dar de beber a los animales, para lavar la ropa e incluso regar en las huertas cercanas tradicionales. Los vecinos acudían a la fuente para llevarse cargas de agua en las bestias, aparejadas con aguaderas para alojar los cantaros de barro. Los ganados de hasta 200-300 cabezas acudían a beber al pilón de piedra. También eran muy demandados los lavaderos de piedra, donde las mujeres acudían con barreños de cinc a lavar. El agua sobrante era conducida hasta la balsa tradicional para riego. Cuentan los lugareños que el caudal de esta fuente era el equivalente al dedo gordo de la mano, pudiéndose llenar la balsa de 230 m3 de capacidad en tan solo un mes. Con el tiempo ha menguado el caudal considerablemente, debido al abandono de los usos tradicionales, a la falta de mantenimiento y a la disminución de recursos hídricos en la sierra como consecuencia del cambio climático.
sábado, 17 de diciembre de 2022
Posted by Vaig a Peu

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