Posted by : Vaig a Peu sábado, 29 de abril de 2017

El aprovechamiento del agua ha generado un complejo sistema de construcciones en Crevillent, cuyos paralelos se sitúan en el resto del sureste subárido peninsular. Sin duda las más conocidas son los Qanats del Barranco de la Rambla, de alto valor arqueológico y etnológico que demuestran, en definitiva, la escasez de agua de estas tierras, cuyas gentes vivían de una agricultura pobre complementada con los trabajos del esparto y el cáñamo, escasez que les llevó a construir ingentes obras de ingeniería. La técnica de extracción de agua por medio de qanats consiste en perforar el terreno por medio de galerías hasta llegar a encontrar el manantial. El agua entonces discurre a través de estas construcciones por efecto de la gravedad y la hacen llegar al punto de destino. La galerías están jalonadas por pozos de ventilación que sirven además para descender y realizar labores de limpieza y mantenimiento. La topografía obliga a los qanats a aflorar a la superficie en acequia descubierta y en ocasiones a construir acueductos. En el Barranco de la Rambla existe una red de qanats de unos 2 km, cuyos orígenes se remontan al período andalusí siendo ya citados en el siglo XV por el geográfo musulmán al-Himyari. A finales del siglo XVIII Cavanilles visitó Crevillent y recorrió las galerías. Ha sido M. Barceló y su equipo quien ha estudiado estas construcciones distinguiendo tres captaciones: dos son andalusíes construidas con mampostería y bóvedas de cañón, y una tercera perteneciente a la Edad Moderna construida con sillería y lajas de piedra. Todas ellas convergen en un lugar emblemático conocido como “Els Pontets”, un acueducto en el que se abren dos pórticos con una arquería superior que soporta el canal de la acequia. Con estas construcciones se vinculan molinos harineros y unos depósitos de agua de época contemporánea.
CÓMO LLEGAR: Por la N-340. Entrar a Crevillente por la calle junto al puesto de la Cruz Roja. Pasar por delante del ayuntamiento y por la bifurcación de la izquierda continuar hasta Els Pontets. Hay sitio donde aparcar junto a los arcos del acueducto y algunos huecos.
COMPONENTES: VICENTE Y PEPE
ITINERARIO: ELS PONTETS / CASA DEL COLLADO / BARRANC DE AMORÓS / SENDA DERECHA / IZQUIERDA / IZQDA. / COLLADO / EL CAMPANÁ / CUEVAS / COLLADO DE LA VELLA /  LA VELLA / SENDA / POSTE INFO. IZQDA. / SIMA DEL TÍO CANO / COLLADO PINOS / DERECHA / CRUCE IZQDA. / PI DEL ALIVI DCHA. / IZQUIERDA / CRUCE IZQDA. / ELS PONTETS.

LA RUTA: Las previsiones de lluvia anunciadas para todo el sureste nos han privado de lanzarnos a por el Benicadell. Marcaban entre el 50 y el 80% de posibilidades de lluvia, pero sabiendo como son estas cosas no nos quedamos en casa.

Pero siempre nos quedará Crevillente. Aunque hace tiempo que no veníamos oficialmente, es una bala en la recámara. La conocemos bien y no hemos traído ningún Track, sabemos lo que queremos hacer pero iremos sobre la marcha.


Iniciamos desde Els Pontets, no nos apetece la pista ahora, y por la izquierda cruzamos el duro lecho  de la rambla del Castelar para coger la estrecha senda que con fuerza nos eleva por la ladera entre delgados y maltrechos pinos.


Por la empinada senda ganamos altura con facilidad y mirando hacia atrás vemos como la pista de la Vereda del Hondón de las Nieves serpentea siguiendo el curso de la rambla del Castelar, en donde observamos senderistas y corredores por ella.


Con fuertes repechos seguimos elevándonos y las vistas se ensanchan y llegan hasta les Moreres y la Raya del Búho. Por delante tenemos la Lloma Blanca y tirando de zoom distinguimos la boca de entrada a una de las antiguas caleras.


Poco a poco le vamos viendo el final a la cuesta, un último empujón y alcanzamos las Casas del Collado (332 m). Aunque no hay mucha vegetación es un bonito rincón con varias casas de campo muy cuidadas y respetadas por los senderistas.


En el otro lado tenemos las primeras miradas a nuestros objetivos de hoy: la mole del Campaná y la barrera de la Vella. El día continúa muy nublado pero no parece que pueda llover y la temperatura es la perfecta para caminar.


Bajamos por la cuesta hasta la casa que hay junto al camino, seguimos de frente, para por la izquierda comenzar a meternos en el cauce del barranc de Amorós. Nos apetece más esta opción, más directa que la pista.


De cauce estrecho y poco profundo, en su lecho abundan el matorral y las adelfas, baladre por estas tierras, que comienzan a florecer. Su tránsito es sencillo, en su curso vemos carriladas de ciclistas más aventureros.


Tomamos una senda por la izquierda y en un cruce la seguimos por la derecha, para más tarde salir a un camino donde nos cruzamos con corredores y luego un solitario camino que comienza a elevarnos por la izquierda.

Es una subida tranquila y sosegada entre bonitas lomas con matorral florido. Nos adentramos en la Sierra del Catí rodeando una gran loma por la izquierda, y sin dejar de subir volver a asomarnos al barranco.


Llegamos a una cadena con marcas de PR y cuyo camino obviamos siguiendo por la izquierda. Antes, por encima de las lomas tenemos miradas al Hondo, la Vega Baja y a un horizonte marino gris y apagado.


Seguimos en ascenso y alcanzamos un hito de piedras grande que marca el sendero de bajada o subida al Pouet de la Mel escondido en el fondo del barranco. Desistimos de bajar y contemplamos el Puntal de Matamoros (789 m).


Estamos a los pies del primer gran farallón de la cresta del Campaná, y pese a lo cerrado y nuboso del día tenemos prolongadas vistas al pueblo de Crevillente, el Hondo al completo y una tenue línea gris de horizonte que se confunde con las nubes.


Comenzamos a subir entre los pinos por la izquierda, para ir buscando el cordal de la sierra, rodeando el primer espolón y plantarnos en el collado del Campaná (448 m). Con la altura las panorámicas son grandiosas y se hacen visibles nuevos parajes.


El tránsito por el cordal no es complicado puesto que es una cresta limpia, pero es una constante subida sin tregua, salvando lomos y farallones rocosos, mientras enfrente, vemos crecer poco a poco las antenas de la Vella.


Para hacerlo más llevadero el sendero rodea alguno de los enclaves rocosos por pequeñas vaguadas donde volvemos a remontar y tomar el hilo de la cresta. Nos acompañan algunos pinos dispersos y miradas a los profundos barrancos.


Alt del Campaná (707 m) dominamos todo el frontal montañoso con el Puntal, la Vella y el Picatxo y por delante infinitas miradas hasta el mar. El día hace que agudicemos nuestras miradas reconociendo parajes.










Iniciamos el descenso con la vista puesta en la fabulosa senda que desde la cumbre hace una espectacular comba hasta la Vella. En el inicio de la bajada hay que ser prudentes por su verticalidad y piedras sueltas.


Pese a ello, el espolón es de una estética agreste e impactante. Nada más bajar los primeros metros vemos varias cuevas y oquedades que la erosión ha esculpido en su cara norte, dejándola como una porción de queso agujereada.


Luego el desnivel se va amortiguando y la bajada se torna más rápida hasta llegar al Collado de la Vella (623 m). ahora las vistas son transversales de este a oeste, con Elche diluyéndose en la bruma y el Pitcaxo reinando en la otra vertiente.


Dejamos de ver las antenas y comienza la remontada hacia la Vella, con algo más de doscientos metros de desnivel, es muy asequible, el sendero zigzaguea por la ancha ladera trazando cortas rampas que nos elevan.


Al ser cara sur no tiene arboleda pero sí un manto de coscoja y matorral, sobretodo esparto y romero, con una colorida alfombra de flores. El último tramo es más pedregoso pero ya tenemos a la vista el vértice geodésico.


La Vella (838 m) máxima altitud de esta sierra, con su característico vértice en forma de tarta de cumpleaños de tres pisos y su nada atractivo nido de antenas. Oteamos las vistas y buscamos un sitio protegido para el almuerzo.


Proseguimos bajado por el asfalto hasta el poste balizado con paletas informativas, tomando la senda de la derecha que continúa por la cuerda de la sierra pasando por el pluviómetro. Mirando hacia atrás vemos a la Vella vigilada por el Picatxo y Sant Juri.


Es un tramo ondulado con buenas vistas a Crevillente, el Pantano y a las salinas de Santa Pola, nos acompañan algunos pinos de poco porte, arbustos de coscoja y matorral bajo. Llegamos a un poste balizado, seguimos por la izquierda.

Más adelante vemos la boca de entrada a la Sima del Tío Cano, que exhala aire caliente desde su interior. Alcanzamos el Valle dels Pins y su diminuto collado (777 m) seguimos de frente, subiendo la loma hacia el Puntal de Matamoros.


Antes de llegar al Puntal, hacemos un fuerte giro a la derecha, bajando por una senda aparentemente poco clara pero que se va reafirmando. Las vistas son profundas, con el Castellá redó y el pantano. En otro cruce seguimos por la izquierda.


Con un surco de sendero muy claro seguimos descendiendo a buen ritmo sin perder detalle del extenso paisaje ante nuestros ojos. Tomamos como referencia un pino solitario al pie de una loma, hacia el que nos dirigimos.


Pi del Alivi (520 m), poco esbelto y dañado por los años, este viejo pino es un hito y testimonio de los senderos de esta sierra. Últimamente le han colocado un barril de plástico con agua, y por goteo le ayudan a sobrevivir.


Marchamos por la derecha, lindando con el inicio de una profunda rambla, con un enorme paredón que va creciendo ante nuestros ojos. Una de sus laderas estuvo abancalada con terrazas de muros de piedra seca.


En un rellano tenemos otra bifurcación que seguimos por la izquierda. Por la derecha llegaríamos al Pouet de la Mel, cerca de donde hemos estado esta mañana. Estamos cerca del cauce de la Rambla del Castelar y vemos grandes casas de campo.


Nos unimos a la ancha pista de la Vereda del Hondón de las Nieves y a la Rambla del Castelar. Vienen las socavadas lomas rojizas con vetas gris verdoso, y por el lado de la sierra, las catas nos muestran una bonita paleta de colores terrosos.


Paseamos por nuevas casas de campo, observando espolones rocosos como la cabeza del gorila, o en el fondo de la rambla viejas instalaciones de la central eléctrica y reductos de acueductos que atravesaban la sierra.


Damos el último giro pasando por debajo de una gran oquedad y aparecen els Pontets y su cresta, donde cerramos esta preciosa excursión sin haber caído una sola gota en toda la mañana, el chubasquero ha permanecido en la mochila.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA POTABLE EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 11,7 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 04:35 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 838 M. (La Vella )
ALTURA MÍNIMA: 210 M.
DESNIVEL POSITIVO: 940 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 831 M.
DIFICULTAD: MODERADA.

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