Posted by : Vaig a Peu jueves, 22 de octubre de 2015

Se desconoce la fecha exacta de su fundación, pero su existencia está documentada desde el siglo IX. En siglos posteriores se amplió con la iglesia. En el siglo XVI, época en la que fue incorporada al Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil como simple priorato, se construyó un nuevo claustro y un remate para la torre de la iglesia. La Desamortización de 1835 lo sumió en un tiempo de abandono. Como resultado del fin de las actividades monásticas, tanto Santa Cristina como Santo Estevo pasaron a utilizarse como viviendas particulares, e incluso como cuadras y pajares. Este conjunto, situado en el hermoso entorno de un bosque de robles a orillas del Sil, se compone de monasterio e iglesia. El edificio original del monasterio, dispuesto en torno a un pequeño claustro, era de estilo Románico, siguiendo las pautas estéticas de la orden benedictina. De aquella construcción hoy sólo se conservan dos alas. Uno de los puntos en los que nos fijaremos es la portada, similar a la parte sur de la Catedral de Ourense. Como testimonio de su pasado monástico, podremos ver los "armarium claustri", unas pequeños espacios donde se dejaban los libros leídos por los frailes en sus paseos. Se trata de una obra austera, parca en su ornamentación, pero de singular belleza por su armonización con los bosques y la orografía del entorno en la que se levanta. La iglesia es románica y se comenzó a construir en el siglo XII. Durante el siglo XIII se introdujeron elementos góticos, fundamentalmente arcos. La planta es de cruz latina, dividida en cinco espacios. En su estructura se puede apreciar la elegancia y verticalidad propia de las construcciones de la Orden del Císter. La fachada destaca por su entrada bajo tres arcos, apoyados en pares de columnas de capiteles decorados. En la parte superior se inscribe un rosetón románico de amplias dimensiones. La alta torre, atalaya privilegiada sobre el curso del Sil, está rematada en forma de pirámide, algo poco usual. En el interior se conservan pinturas al fresco, un altar mayor con motivos geométricos, retablos barrocos y, sobre todo, una imagen de San Pedro realizada por el artista Juan de Angés a finales del siglo XVI. En las paredes de la sacristía se pueden ver pintados los escudos de la Orden de Calatrava y de San Esteban. Junto al monasterio, un lugar curioso. Se trata de un castaño centenario que se llena de exvotos u ofrendas procedentes de peregrinos y de los habitantes de los pueblos cercanos. Da la sensación de ser una reminiscencia del “culto al árbol” celta. El “Bosque Sagrado” (o “Nemeton”) era un concepto común a muchas culturas bárbaras o incluso la propia Roma (ver Piedra Escrita en Madrid). A menudo en el árbol sagrado se colocaban ofrendas y exvotos. El cristianismo intentó, al principio, erradicar esta práctica pagana: San Barbate mandó talar un árbol sagrado del que los lombardos colgaban pieles de animales, etc. O incluso Carlomagno mandó talar el árbol Jrminsul, sagrado para los sajones. Pero la costumbre sobrevive en lugares como este o incluso en San Andrés de Teixido (“Vai de morto quen non foi de vivo”).
CÓMO LLEGAR: Desde Monforte de Lemos por la LU-903 hasta el Club Fluvial de Doade, continuar por la OU-903 hasta Castro Caldelas donde hay que tomar la OU-536, para más tarde por la derecha tomar la OU-604 y cerca de Parada de Sil girar a la derecha por OU-605 y llegar a la diminuta Plaza do Barquilleiro donde comienza la ruta.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.
ITINERARIO: O BARQUILLEIRO / FONDODEVILA / MERENDERO / FOXO DO LOBO / MIRADOR DE OS TORGÁS / MIRADOR DE MADRID / MIRADOR O FENTAL / MIRADOR AS FONTIÑAS / PORTELA / DESVÍO MONASTERIO / MONASTERIO DE SANTA CRISTINA / O CASTRO / CHAMOSO / O BARQUILLEIRO.

LA RUTA: Antes de llegar a Parada de Sil nos detenemos en el Mirador de Cabezoás, perfectamente acondicionado para observar desde una posición privilegiada el meandro que forma el Cañón del río Sil en el Cotarro das Boedas; siendo uno de los mejores puntos para admirar esta zona de la Ribeira Sacra.









Encontramos un hueco para aparcar en la diminuta Praza o Barquilleiro donde comienza la ruta, junto a su famosa estatua en recuerdo a muchos habitantes de Parada de Sil que emigraron a Madrid, donde todos ejercían de barquilleros, siendo una tradición muy productiva para el pueblo.

Elegimos para hoy el PR-G 98 porque cabía la posibilidad de acortar la ruta, que se compone de dos bucles unidos por una variante. Decidimos hacer el bucle oeste, el más largo pero también el más bonito, puesto que pasa por todos los Miradores al Cañón del río Sil y por el Monasterio de Santa Cristina.

Iniciamos desde la misma plaza, a espaldas del Barquilleiro, por la callejuela que desciende, siguiendo las marcas de la variante del PR. En un corto trecho conectamos con el sendero principal y decidimos sentarnos en un soleado banco de cemento a comer para reponer fuerzas.


Reanudamos la marcha por una estrecha carrioza entre muros de piedra que pronto nos deja a la entrada del pueblo de Fondevila. Las primeras y vetustas casas fueron en sus tiempos casas de labor; pasamos por una fuente con abrevadero junto a dos centenarios ejemplares de castaños de enormes y ahuecados troncos.


Giramos a la izquierda por otra carrioza algo más ancha y umbrosa, flanqueada por un bosque de castaños con muchos especímenes de gran tamaño, entre robles y alisos que han dejado el suelo almohadillado de hojarasca. Salimos a un espacio abierto donde se encuentra en campo de fútbol.

Cerca está el Foxo do Lobo. Las batidas de lobo se remontan a la Prehistoria, aprovechando precipicios y fosos naturales. ¿Serian los acantilados del Sil una de esas trampas? La batida era un trabajo comunitario al que en la Edad Media los vecinos acudían bajo pena de multa. El adversario era peligroso, astuto e intimidante.

Casi de inmediato tenemos el primero de los miradores, y muy próximo el segundo. Son los Miradores de Os Torgás, también llamados los Miradores de Madrid, porque éste era el lugar donde las gentes de Parada de Sil y sus aldeas se asomaban para despedir a sus seres queridos que emigraban hacia Madrid y las tierras del sur.

Las vistas al Cañón del río Sil son impresionantes, extensas. El primero tiene un muro de contención para asomarse y el segundo, un entramado de escaleras y barandas de madera para llegar a otro muro con unas miradas mucho más directas y verticales, con un desnivel de 400 m. hasta las aguas del río Sil.


Torcemos a la derecha por la pista, dejando a la izquierda un desvío que va a Portela, caminamos entre robles hasta un claro donde está señalizado el desvío al Mirador O Fental a 200 m. donde tenemos unas prolongadas miradas al Cañón del río Sil y también una de las formaciones rocosas que vimos en la ruta fluvial.


Poco después, el último de los miradores oficiales, el de As Fontiñas, junto al Regato de os Gavías. Es asombroso como en el pequeño tramo junto al regato cambia por completo el ecosistema y el paisaje. Metidos en un bosquecillo de robles la humedad es muy alta y aparecen el musgo y los helechos.


Salimos a lo alto de los acantilados, en campo abierto por sendero, que en un bonito recorrido entre grandes rocas, llamadas la Pena da Moura,  nos deleitan con memorables vistas del Cañón. Luego enlazamos con una senda empedrada que nos acerca a Portela por la que pasamos de largo.


El sendero comienza a descender suavemente con zigzags y rampas junto a los restos de un molino, rodeando la ladera y penetrando de nuevo en la umbría. Es un trecho precioso, en el que dejamos de ver el cauce del río y todo se llena de verde musgo entre castaños, alisos y madroños.

Llegamos al desvío que por la derecha nos lleva al Monasterio de Santa Cristina de Ribas do Sil entre frondosa foresta otoñal. Junto al monasterio, un lugar curioso. Se trata de un castaño centenario que se llena de exvotos u ofrendas procedentes de peregrinos y de los habitantes de los pueblos cercanos. Da la sensación de ser una reminiscencia del “culto al árbol” celta.


El Monasterio a pesar de sus ruinas nos ofrece una iglesia románica de altísimo valor con su magnífico rosetón. Una estructura elegante y robusta para resistir el paso del tiempo, con gruesos muros y pocas ventanas que aportan al espacio interior solidez y un ambiente oscuro y sobrenatural.









Recorremos sus ruinosas estancias y el lamentable estado de su claustro. Aunque cobran por visitar la capilla, apenas da para su mantenimiento, quizás lo mejor sería al igual que está ocurriendo con otros monasterios o emblemáticas construcciones, cederlos para instalar hoteles a condición de restaurar y mantener.


Retornamos al sendero, no sin antes asomarnos al mirador de A Galiña para volver a ver el Cañón. Tomamos dirección a O Castro. Andamos unas decenas de metros por la carretera y cruzamos al otro lado. Una estrecha y preciosa carrioza nos lleva a O Castro, junto a una casa que tiene un altar con la Virgen del Carmen.

Cruzamos el pueblo buscando el camping, donde está situado el Mirador A Pena da Cividade sobre una pasarela elevada, pero el camping está cerrado y no podemos acceder. En el patio de una casa hay un gigantesco tocón de castaño, y sobre un muro de piedra observamos varios ejemplares vivos.


Proseguimos por la derecha por el camino de Caxide entrando en la zona de As Corredorias, caminos entre muros pero más anchos que las carriozas, que nos introducen en un hermoso bosque de robles donde admiramos algunos de majestuoso tamaño. Los muros de ambos lados han sido conquistados por el musgo y el suelo se vuelve a alfombrar de hojas.

Resulta muy agradable marchar por estos caminos en otoño, son todo un espectáculo de cromatismos y sensibilidades. Alcanzamos el pueblo abandonado de Chamoso donde sus antiguas y ruinosas casas han sido invadidas por hiedras y plantas trepadoras, la naturaleza recupera su estado puro.

Después de cruzar la carretera, seguimos con el camino que va a O Candedo, donde cogemos un camino carretero que atravesando prados y bosques de castaños nos lleva hasta O Pontón, entrando en Parada del Sil y finalizando en la praza O Barquilleiro.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 13,81 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 4:15 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 734 M. (Después de Fondodevila)
ALTURA MÍNIMA: 381 M. (Cerca del desvío al Monasterio)
DESNIVEL POSITIVO: 427 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 427 M.
DIFICULTAD: MODERADA.


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