Posted by : Vaig a Peu sábado, 11 de julio de 2015

En el sector oriental del parque nos encontraremos con el humedal de las Salinas del Rasall y el entorno natural asociado a este tipo de espacio: salinas, saladares y carrizal, con la fauna característica de estos ambientes, formada principalmente por aves acuáticas y limícolas, y habitando dentro de las charcas, el fartet, pez autóctono de la Península, del que se localizan muy pocas poblaciones y que goza de protección al estar en peligro de extinción. Los cauces de ramblas y barrancos forman otro de los ecosistemas reseñables del Parque Regional de Calblanque, zonas en las que por su relativa humedad, respecto al resto del terreno, acogen a especies vegetales que no pueden sobrevivir fuera del cauce como el baladre o adelfa (en los cauces más pedregosos), la viscosa y el junco. También podemos encontrar algún ejemplar aislado de taray. En los lechos menos pedregosos aparecen formaciones de carrizos, juncos y algún pie asilvestrado de higuera. Es frecuente la aparición de especies exóticas invasoras como el gandul. Las ramblas y barrancos son zonas, en cuyos taludes, frecuentemente anidan aves como el abejaruco o el cernícalo común. Además estos cauces temporales de agua congregan a muchas aves de pequeño tamaño atraídas por la abundancia de mosquitos y otros insectos. Los acantilados que se suceden a lo largo de toda la costa del Parque y las paredes rocosas de las montañas calizas constituyen otro de los ecosistemas diferenciados dentro de los límites del espacio protegido. Estos sectores cuentan con una flora muy peculiar y en algunos casos excepcional y muy escasa como es el ejemplo de uno de los muy pocos cactus autóctonos con los que cuenta el continente europeo: el chumberillo de lobo (Caralluma europaea), que se localiza en puntos aislados de Murcia y Almería. En las dunas y playas de Calblanque podremos observar a grupos de plantas especializadas en la supervivencia en este tipo de sustrato (arena y sal). Así se pueden citar el perejil de mar, la margarita marina, el barrón, la zanahoria borde, la azucena de mar o el cuernecillo. En estas zonas pegadas al mar podemos observar aves acuáticas y limícolas como distintos  tipos de gaviotas, el charrancito, el chorlitejo patinegro, el correlimos tridáctilo, el ostrero o el vuelvepiedras. Entre los reptiles que habitan en estas zonas destacan el eslizón ibérico, la lagartija colirroja y la colilarga, el lagarto ocelado y la culebra bastarda. Por último destacar la gran calidad del agua y de los fondos marinos paralelos a la franja ocupada por el Parque Regional. En estos se encuentra una gran representación de los diferentes hábitats que pueden componer los fondos submarinos mediterráneos (rocosos, arenosos o limosos).
CÓMO LLEGAR: Autopista AP-7 Alicante-Cartagena, salida en la nº 800 MAR MENOR/LA MANGA/ CABO DE PALOS, continuar por la vía rápida RM-412, salida en la nº 13 CALBLANQUE. Entrar en el Parque Regional y por la pista llegar hasta el parking en el Punto de Información las Cobaticas.
ITINERARIO: COBATICAS / CASA BOQUERA / DESVÍO / DEPURADORA / CALA REONA / ACANTILADOS / SALINAS DEL RASALL / MIRADOR DE AVES / PARKING / COBATICAS.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

LA RUTA: Nueva ruta por el Parque Regional de Calblanque. Esta vez recorreremos el sector oriental, llegando a Cala Reona, muy cerca del Cabo de Palos y regresar por los acantilados; para visitar los humedales de las Salinas del Rasall, saladares, carrizal y dunas fósiles que forman el ecosistema de esta zona.

Desde el edificio del Centro de Visitantes de Cobaticas, solitario a estas horas, por lo que podemos elegir aparcamiento con sombraje. Iniciamos por la izquierda, tomando el GR-92, viendo despuntar al Cabezo de la Fuente, y deshaciendo parte del camino realizado en coche, para los que venimos desde Alicante.

El día no está claro, algo gris y brumoso; la temperatura no es muy alta pero el grado de humedad es elevadísimo, con los primeros pasos ya estamos sudando. En este tramo de ancho camino polvoriento, vemos por delante las siluetas del Cabezo de la Escucha y el Atalayón  detrás.


Tenemos las primeras y brumosas vistas al Mar Menor. A la altura de la Casa de la Boquera dejamos el GR-92 que se va por la derecha hacia las Salinas del Rasall que visitaremos a regreso. Nosotros seguimos por la izquierda, sin camino aparente y guiados por piquetas de cemento pintadas de blanco.

Enlazamos con otro camino que discurre en dirección noreste, el cual asciende hasta un pequeño collado formado por el Cabezo de los Martínez a nuestra izquierda y el Cerro de los Cuatro Tiros a la derecha. Una vez arriba las vistas cercanas al mar siguen siendo muy difuminadas.

Bajamos siguiendo un camino bastante deteriorado hasta llegar a una gran explanada llamada de las Ratoneras. Este lugar se caracteriza por tener en el centro una solitaria palmera, alta, pero muy maltratada por la sequedad del entorno, donde el palmito y matorrales costeros se han adaptado mejor a la aridez.

El camino continúa en dirección a las Casas de los Chaparros, pero antes de llegar a ellas tomamos otro camino a la derecha (sur), ascendiendo hasta un rellano donde está una mina abandonada a mitad del cabezo de la Escucha. Seguiremos por la izquierda de la mina dirección norte.

Atravesaremos las ramblas del Atalayón, estrechas y poco profundas, y por la izquierda volveremos a tener borrosas vistas del Mar Menor. Marchamos en dirección al Cerro de los Cuervos (88 m.) y por nuestra derecha iremos viendo las moles del Cabezo de la Escucha y el Cabezo del Atalayón.


En el colladito, tenemos nuevas vistas al faro del Cabo de Palos, y el sendero desciende para superar una pequeña vaguada en cuya hondonada hay una depuradora de aguas. Una vez en el otro lado, descendemos por un terraplén hasta un camino por el que marchamos paralelos a la carretera por la derecha.


Cala Reona. Aquí enlazamos de nuevo con el GR-92. Hay pocos coches en el parking y la playa está muy tranquila, los socorristas se están preparando y tienen izada la bandera verde. El enorme chiringuito chill out comienza a despertar con música. Todo ello bajo la atenta mirada del Cabezo del Atalayón (189 m.)


Señalizado con visibles marcas rojas y blancas, el GR-92 comienza a elevarse por la ladera del Atalayón. El primer tramo es de un desnivel brusco y empinado, pero que a medida que vamos izándonos, depara preciosas vistas completas a Cala Reona y al Cabo de Palos con su faro.

El sendero continúa a media altura surcando la ladera del Atalayón, todo un balcón de acantilados al mar. El GR-92 es el camino del mar, que recorre la costa mediterránea desde Francia hasta la provincia de Cádiz. A Murcia le corresponden 180 km y de ellos 101 km son del litoral cartagenero.


A estas horas está muy concurrido, gente que pasea, runners e incluso senderistas con botas y mochilas que van haciendo alguna etapa del camino. En algunos recodos hay pequeñas anchuras que permiten contemplar el litoral que dejamos atrás. En uno de ellos, asomándonos al abismo, vemos la Cueva de las Palomas.


Siguiendo el contorno de la sierra, hacemos una pronunciada “V” hacia el interior, para salvar una vertical barranquera que cae al mar. En ambas vertientes pasamos por las cercadas y protegidas bocas de pozos mineros, hoy fuera de uso, pero tan comunes en estas perforadas tierras.


Ya en la otra vertiente, observamos los acantilados que dejamos atrás, alejándonos del Cabo de Palos que vuelve a desvanecerse entre la bruma. Por delante el panorama va cambiando, en el mar se adentran pequeños accidentes rocosos, y en la montaña el paisaje minero lo pinta de fuertes colores ocre y negro.


Es un tramo de colorido espectacular, por momentos nos recuerda a la Ruta de los Volcanes en la isla de La Palma. Desde lo alto de las antiguas bocamina, ladera abajo, dejaron caer los desperdicios y residuos no útiles, decorando las laderas con tonos de contraste muy fuertes.


Al ser una zona de paso algo inestable, en algunos trechos han colocado sogas sujetadas a modo de pasamanos, con el fin de transitar por los acantilados con mayor seguridad. En otro giro, desde otra plataforma, bajamos un pequeño desnivel para atravesar el resto del paraje minero.


El paisaje vuelve a sus orígenes, con el mar y los acantilados por delante. Nos alejamos algo del mar para salvar una pequeña torrentera  que desemboca en la Cala de los Dentoles. Diminuta y apartada playa a la que solo se puede acceder a pie o en lancha. Hoy hay varado un velero a poca distancia de la arena. Desde nuestra posición las vistas son bucólicas.

Proseguimos dejando atrás una especie de refugio de alta techumbre y abierto frontalmente. Desde un rellano en Punta Negre divisamos el accidentado litoral que nos queda por recorrer, plagado de pequeñas calas y dunas fósiles que se adentran en el mar, con la línea blanca de las Salinas del Rasall, y la silueta del Cabezo de la Fuente (336 m.)


Comienza un suave descenso dejándonos casi a nivel del mar. El GR no transita por las playas, sino que, acortando camino nos pasea por delante de sus accesos y cerca de sus zonas de aparcamiento. El primero de ellos es la entrada a Cala Magre y poco después, por el de Cala Arturo.


Nos separamos un poco del mar evitando las dunas fósiles y llegar a las Salinas del Rasall, pequeño humedal protegido que presenta una gran diversidad ecológica y ambiental. Aunque su acceso está cerrado, desde la verja podemos hacer algunas fotos de sus salineras, algo resecas en estas fechas.


En este punto el sendero GR-92 se va por la derecha hacia la Casa de la Boquera. Marchamos de frente, sin marcas,  por el carrizo, hacia los observatorios  de aves. En el primero de ellos, llegamos hasta su interior, y vemos que las salineras tienen algo de agua pero no hay aves que avistar.


En el segundo observatorio no entramos, pero pasamos muy cerca de la diminuta laguna, donde hay dos pequeñas zancudas, y uno de sus costados parece invadido por un alga de un precioso color amarillo limón. En las dunas fósiles hay dos torres metálicas con molinetas, para extraer agua.

Entramos en una rambla de la que salimos poco después por unas escaleras de piedra con barandas de madera. Penetramos en una pequeña pineda a cuya sombra está el acceso por una pasarela de madera a la Playa de las Cañas y la Senda Botánica del Arboretum que cruzamos.

Salimos al aparcamiento de Playa Larga, y Susi se queda para darse un baño, mientras yo voy por el coche a Cobaticas. Es un tramo insulso entre los dos accesos, pero inevitable. A estas horas van llegando muchos coches, aunque no se paga por aparcar, está muy controlado por voluntarios que te dan un tique.

Amablemente me permiten sin tique, volver a por Susi. La humedad ambiental nos ha hecho sudar en demasía, pero la segunda parte de la ruta ha sido preciosa, sobre todo la de los acantilados. Ahora nos dirigimos a Cabo de Palos, Alex ha terminado de bucear y nos tomaremos unas merecidas cervezas.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 11,8 KM.
TIEMPO: 03:35 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 97 M. (Collado)
ALTURA MÍNIMA: 0 M. (Nivel del mar)
DESNIVEL POSITIVO: 265 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 265 M.

DIFICULTAD: BAJA.

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