Archive for julio 2015
ALT DEL BUBO, SENDA DEL PASTOR Y ALT DEL CHARCO.
Muy conocidos en
Castalla son los Hornos de Yeso y
Cal situados en la Sierra de la Argüeña, estos son construcciones
donde antaño se cocía la piedra para obtener el yeso y la cal. Se identifican
por los restos de unas estructuras cilíndricas, hechas de mampostería revocada,
que se solían construir insertándolas en un margen o vertiente, lado por donde
presentan una abertura que era la boca del horno. Para cargar el horno las
piedras eran colocadas en forma de cono, cerrando cada hilada un poco más.
Terminada la bóveda se prendía fuego con matojos y leña, comenzando de este
modo la cocción. El proceso duraba entre 8 a 12 horas en las yeseras, mientras
que en las caleras se prolongaba hasta unos cuatro días, durante los cuales los
“quemadores” se relevaban para vigilar y alimentar el fuego de la caldera. Una
vez cocida la piedra, o sea, al “esclatar”, se retiraba del horno y, en
espuertas, se llevaba a la era cercana, donde era molturada por un rulo que
arrastraba una caballería. Estos hornos, aunque humildes, son bellos exponentes
de nuestra arquitectura rural tradicional, patrimonio colectivo que debemos
conocer y preservar. La “Foia” de Castalla es un ancho valle u hoya orientada
hacia el Sureste de la península y rodeada por bloques montañosos destacables
dentro de las sierras subéticas que ocupan el norte e interior de la provincia
de Alicante. El término de Castalla ocupa las sierras del Oeste y Suroeste de
la “Foia”, siendo éstas: Sierra de la Argüeña (1.228 m.), Sierra de Castalla
(1.175 m.), y el Norte de la Sierra del Maigmó (1.296 m.) Las sierras que están
al Este, Norte y Noroeste de la “Foia” pertenecen a los términos de Tibi, Ibi,
Onil y Biar, y sus alturas son: El Reconco (1.206 m.), Cenarosa (1.210 m.),
Menejador (1.352 m.) y “Penya Rotja” (1.226 m.) Más de la mitad del término
municipal de Castalla es zona forestal muy densamente poblada e indicada para
actividades de turismo activo. El senderismo o el cicloturismo son algunas de
las opciones para estar en contacto con la naturaleza. Cabe destacar en todas
estas sierras, la importante cobertura vegetal, sobre todo en las umbrías,
predominando el bosque de pino carrasco y plantas aromáticas como el tomillo,
romero, “pebrella” y el rabo de gato. El aroma de sus valles y la panorámica
existente, invitan a adentrarse por algunas de sus sendas y caminos hasta el
“Balcón de Alicante” en la sierra del Maigmó, o bien al paraje del Xorret de
Catí, que cuenta con un área recreativa y que dispone de diferentes
alojamientos y servicios para el disfrute de la naturaleza. Los amantes al
deporte de aventura pueden disfrutar en el “Campament de Fontés”, un albergue
juvenil muy próximo a la Sierra del Maigmó y enclavado en el paraje de Fontés.
CAP D’OR Y LA TORRE DE GUAITA, MORAIRA
El yacimiento
ibérico de la Punta de Moraira ocupa una superficie aproximada de 5.000 m2 y se
encuentra situado a 160 metros sobre el nivel del mar aproximadamente, Está
datado entre finales del siglo III y el siglo I antes de nuestra era y todavía
son visibles restos de muros (construidos con tapias de muros trabados en seco)
correspondientes a las estructuras de ocupación del mismo. La función de este
asentamiento debería centrarse en la actividad comercial por vía marítima; eso
en todo caso nos hace suponer su ubicación al borde del mar y al lado del
Portet, fondeadero natural que haría posible el atraque de barcos. Reforzando
esta suposición podríamos aducir el gran número de cerámicas importadas
encontradas en el yacimiento y así como la relativa abundancia de monedas. De
época muy posterior, entre finales de la Edad Media y la Moderna, también se han
encontrado algunos materiales cerámicos y otros tipos que cabe relacionar con
su utilización de lugar de atalaya contra las incursiones piratas, tal como lo
demuestra la torre vigía del siglo XVI que aún se conserva. Esta torre fue construida por mandato el
Duque de Maqueda, virrey de Valencia, en el año 1553, para proteger el litoral
de posibles incursiones piratas. Los centinelas de esta torre estaban en
contacto con los de las torres de La Granadella e Ifach, de manera que pasaban
rápidamente el aviso a las tierras del interior en caso de peligro corsario
proveniente del mar. La torre con 11 metros de altura y con un perímetro de 26
metros, es maciza hasta más de la mitad, de manera que no podía accederse desde
el nivel del suelo por no disponer de ninguna puerta. Solamente había una
posibilidad de entrar y era por medio de una escalera de cuerda que se
descolgaba desde el interior. Ésta parte solo constaba de una sala con bóveda,
sobre la que estaba la terraza donde se colocaban los centinelas para vigilar
el horizonte. Además del servicio de vigilancia, en esta atalaya también se
podía hacer uso de los cañones que defendían el puerto de Moraira, los cuales fueron
rescatados en el año 1980, al realizarse unos trabajos de desescombro en la
Playa del Port. La Cova de la Cendra es el yacimiento arqueológico de Teulada
mejor conocido y con una historia de investigación más larga. Esta cueva posee
una gran entrada o vestíbulo (situada a unos 35-40 metros sobre el nivel del
mar), desde la que se accede a una amplia sala interior (de unos 500 m2 de
superficie) donde se localiza otra pequeña sala. Los niveles más antiguos
localizados pertenecen al Paleolítico Superior (20.000 años antes de nuestra
era). Tiene especial importancia la amplia secuencia neolítica, iniciada hacia
el año 5.000 de nuestra era, en la que aparecen las primeras manifestaciones
del laboreo de cereales (trigo, cebada etc.) y la domesticación de algunos
animales como el cerdo, el buey etc. Los estudios realizados permiten también
conocer el paisaje vegetal del entorno. Se han podido determinar dos estadios:
uno entre el 5.000 y el 3.500 antes de nuestra era. Un primer estadio
caracterizado por el dominio de bosques de carrascas debido al clima más húmedo
de este periodo, y un segundo con una vegetación de coscoja y acebuche parecido
al actual, consecuencia de la mayor sequedad del clima, así como de la acción
deforestadora del hombre.
miércoles, 22 de julio de 2015
Posted by Vaig a Peu
DE COBATICAS A CALA REONA, RUTA CIRCULAR EN CALBLANQUE.
En el sector
oriental del parque nos encontraremos con el humedal de las Salinas del Rasall
y el entorno natural asociado a este tipo de espacio: salinas, saladares y
carrizal, con la fauna característica de estos ambientes, formada
principalmente por aves acuáticas y limícolas, y habitando dentro de las
charcas, el fartet, pez autóctono de la Península, del que se localizan muy pocas
poblaciones y que goza de protección al estar en peligro de extinción. Los
cauces de ramblas y barrancos forman otro de los ecosistemas reseñables del
Parque Regional de Calblanque, zonas en las que por su relativa humedad,
respecto al resto del terreno, acogen a especies vegetales que no pueden
sobrevivir fuera del cauce como el baladre o adelfa (en los cauces más pedregosos), la
viscosa y el junco. También podemos encontrar algún ejemplar aislado de taray. En los lechos menos pedregosos aparecen formaciones de carrizos, juncos y algún pie asilvestrado de higuera. Es frecuente la aparición
de especies exóticas invasoras como el gandul. Las ramblas y barrancos son
zonas, en cuyos taludes, frecuentemente anidan aves como el abejaruco o
el cernícalo común. Además estos cauces temporales de agua congregan a muchas aves de
pequeño tamaño atraídas por la abundancia de mosquitos y otros insectos. Los
acantilados que se suceden a lo largo de toda la costa del Parque y las paredes
rocosas de las montañas calizas constituyen otro de los ecosistemas
diferenciados dentro de los límites del espacio protegido. Estos sectores
cuentan con una flora muy peculiar y en algunos casos excepcional y muy escasa
como es el ejemplo de uno de los muy pocos cactus autóctonos con los que cuenta
el continente europeo: el chumberillo de lobo (Caralluma europaea), que se
localiza en puntos aislados de Murcia y Almería. En las dunas y playas de
Calblanque podremos observar a grupos de plantas especializadas en la
supervivencia en este tipo de sustrato (arena y sal). Así se pueden citar el
perejil de mar, la margarita marina, el barrón, la zanahoria borde, la azucena
de mar o el cuernecillo. En estas zonas pegadas al mar podemos observar aves acuáticas
y limícolas como distintos tipos de
gaviotas, el charrancito, el chorlitejo patinegro, el correlimos tridáctilo, el ostrero o el
vuelvepiedras. Entre los reptiles que habitan en estas zonas destacan el eslizón ibérico, la lagartija colirroja y la colilarga, el lagarto ocelado y la culebra bastarda. Por último destacar la gran calidad del
agua y de los fondos marinos paralelos a la franja ocupada por el Parque
Regional. En estos se encuentra una gran representación de los diferentes
hábitats que pueden componer los fondos submarinos mediterráneos (rocosos,
arenosos o limosos).
CALA BARRACA Y EL CAP PRIM, SL-CV 97 Y 98.
La playa Cala Portitxol
o la Barraca es una de las mejores opciones para aquellos que gusten de lo
natural. Cala rústica de grava, bolos y roca situada entre el Cap Prim y el Cap
Negre.
Se puede acceder, tanto en coche desde la ctra. del Cabo de la Nao, como a pie desde el Mirador de la Cruz del Portitxol. Frente a la cala, encontramos la Isla del Portitxol (300 metros) de gran interés botánico y arqueológico. Altamente recomendada para la práctica del submarinismo. La vegetación natural irrumpe con fuerza y los cultivos caen hasta el borde del mar. Las excelentes vistas de la Isla del Portitxol (islote que alcanza los 300 metros, de gran interés botánico y arqueológico) son un destacado aliciente. Junto a la playa, se ubica alguna pequeña posta sanitaria y modestos embarcaderos. Es un buen punto de partida para iniciar inmersiones junto a la isla, dejándose acompañar, eso sí, por guías locales para disfrutar de todos y cada uno de los rincones existentes en sus ricos fondos. En las inmediaciones de la Cala de la Barraca se pueden visitar cuatro miradores: Cruz del Portitxol, L’illa, La Falzia y el Cap Negre.
Se puede acceder, tanto en coche desde la ctra. del Cabo de la Nao, como a pie desde el Mirador de la Cruz del Portitxol. Frente a la cala, encontramos la Isla del Portitxol (300 metros) de gran interés botánico y arqueológico. Altamente recomendada para la práctica del submarinismo. La vegetación natural irrumpe con fuerza y los cultivos caen hasta el borde del mar. Las excelentes vistas de la Isla del Portitxol (islote que alcanza los 300 metros, de gran interés botánico y arqueológico) son un destacado aliciente. Junto a la playa, se ubica alguna pequeña posta sanitaria y modestos embarcaderos. Es un buen punto de partida para iniciar inmersiones junto a la isla, dejándose acompañar, eso sí, por guías locales para disfrutar de todos y cada uno de los rincones existentes en sus ricos fondos. En las inmediaciones de la Cala de la Barraca se pueden visitar cuatro miradores: Cruz del Portitxol, L’illa, La Falzia y el Cap Negre.
El Cap Prim es un
accidente geográfico situado en la Bahía del Portixol, en un enclave ecológico
y paisajístico muy bello y, por lo tanto, muy visitado. En esta paisaje podemos
encontrar una Microrreserva de Flora con endemismos vegetales únicos entre los
que se encuentran los Cheirolophus lagunae, Diplotaxis ibencis, Limonium
regualii, Limonium scopulorum. Debido a la fragilidad de estas comunidades es
importante no abandonar la senda ni alterar de ninguna forma el medio vegetal.
El colorido de los acantilados de este litoral, de tonos grises y amarillos por
su composición de margas y arcillas, contrasta con el azul del mar, ofreciendo
de este modo paisajes de gran belleza. La debilidad del roquedo permite la
aparición de unos hermosos acantilados que podremos apreciar tanto desde tierra
como desde el mar. La pequeña cala virgen de grava, piedras y rocas situada en
la vertiente septentrional del Cap Prim lleva por nombre la Cala Sardinera y es
un antiguo fondeadero natural en el que se han recuperado un conjunto de seis
ánforas de época romana tardorepublicana
utilizadas para transportar vino. Antiguamente esta cala era un buen
lugar para los sardinales, redes finas que se calaban dos veces al día (a la
salida y a la puesta del sol). De ahí el origen de su nombre.