Posted by : Vaig a Peu lunes, 2 de febrero de 2015

El puerto de Cotos, puerto de los Cotos o puerto del Paular, es un paso de montaña de 1.830 metros de altitud situado en la Sierra de Guadarrama (sierra perteneciente al Sistema Central) que separa las provincias de Segovia y de Madrid. Geográficamente separa los valles de Valsaín, al oeste, y el del Lozoya, al este, y también separa el macizo de Peñalara, al norte, y el cordal montañoso de Cuerda Larga, al sur. Recibe el nombre de "Los Cotos" por los pequeños postes de piedra, llamados cotos, que había hasta el siglo XX para indicar el camino que lo atravesaba cuando la nieve lo cubría. En este puerto se encuentra un edificio del Club Alpino Español, un establecimiento de alquiler de esquíes y trineos, dos pistas para trineos, el bar-restaurante Venta Marcelino y un centro de información del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Dispone de una estación de ferrocarril de la línea C-9 de Cercanías Madrid, también conocida como Ferrocarril de Cotos, que atraviesa la sierra y que pasa por el Puerto de Navacerrada. La carretera que atraviesa el puerto es la M-604, que va desde Rascafría al Puerto de Navacerrada, y desde el propio puerto sale una carretera que lleva a la estación de esquí de Valdesquí. El puerto de Cotos es el punto de partida de varios senderos que se adentran en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, de otro que asciende hacia la Bola del Mundo y también lo fue de la antigua estación de esquí de Valcotos. Fue famoso por asentarse en él un destacamento republicano durante la Guerra civil española.
CÓMO LLEGAR: Desde Madrid, Metro hasta Atocha Renfe, tren de cercanías a Cercedilla, Navacerrada, Cotos.
ITINERARIO: ESTACIÓN DE COTOS / CENTRO DE INTERPRETACIÓN / MIRADOR DE LA GITANA / COBERTIZO DEPÓSITO / SENDA DERECHA, RP 3 Y 4 / ARROYO DEL TORIL / REGRESO POR EL MISMO SENDERO.

COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

LA RUTA: Esta vez la escusa para venir a Madrid a sido FITUR. Ampliamos unos días más para subir a la sierra y dar un paseo con raquetas por la nieve. Las previsiones no eran muy buenas por lluvia, viento y nieve, pero al final hemos acertado eligiendo el día de hoy. También con ello hemos esquivado la avalancha del fin de semana.

Hemos elegido el primer tren a Cercedilla y el último para el regreso, al ser lunes, no hay problema si deseamos regresar en otro horario. Desde Atocha el tren de cercanías está a tope, pero al llegar a Cercedilla y hacer trasbordo para llegar a Cotos apenas quedamos 12 personas, y la mitad se quedan en Navacerrada.

Antes de llegar a Cercedilla el paisaje ha comenzado a pintarse de blanco, un fino manto de nieve recién caída que a partir del trasbordo al tren que sube a Cotos, ha aumentado a varias decenas de centímetros de espesor y después de la estación de Navacerrada, los pinos ya tenían cargadas de nieve sus copas.

Al bajar en la estación de Cotos los copos de nieve son muy visibles pero apenas hace aire. Tenemos que esperar un poco a que abran la cafetería. El café nos reanima y solicitamos alquilar las raquetas y los bastones. Las graduamos a nuestras botas y consultamos el mejor inicio.

Las rutas que traíamos en el GPS comenzaban en Navacerrada pero nos desaconsejaron las pistas porque estarían heladas. Así que iremos a nuestro aire y si vemos que se complica retrocederemos. Nos abrigamos con cortavientos, gorros, guantes y polainas, y salimos fuera a colocarnos las raquetas.


Iniciamos desde la cafetería, por la ancha pista subiendo y bajando para dirigirnos por la izquierda a la entrada del Parque Natural del Peñalara. El paisaje es totalmente invernal, todo está cubierto de nieve y en algunos sitios hay hielo. La visibilidad es buena a corta distancia pero en la larga todo es gris metálico.

Seguimos por la pista entre el Centro de Visitantes y la Venta de Marcelino. Nos cruzamos con un grupo de esquiadores de travesía que van a subir arriba, y luego se lanzarán fuera de pista, deslizándose entre la pineda. Algunos son bomberos y con mucha experiencia. Nos aconsejan, que en el depósito de agua, cojamos la senda de la derecha que es más llana, iremos protegidos del viento y la nieve es más blanda.

Al llegar al chozo de vigilancia, la agente, que viene de inspeccionar la parte de arriba, nos indica que en lo alto, el viento sopla fuerte y hay placas de hielo, nos aconseja no llegar. Le indicamos que vamos a coger el sendero de la derecha y si se complica daremos marcha atrás. Ella ha cumplido con su deber.


El camino nos eleva suavemente entre un espectacular pasillo de pinos nevados. No recuerdo haber pateado un bosque en estas circunstancias. En algunos tramos la corteza del tronco de los pinos es de color ocre oscuro, en otros, lo tienen cubierto de nieve helada, lo que indica en qué dirección ha soplado el viento.

El paisaje nos tiene embelesados, no esperábamos tanta cantidad de nieve ni poder realizar la ruta en estas condiciones. No dejamos de hacer fotos, será un día para recordar. Antes de dar un giro a la izquierda, llegamos al Mirador de la Gitana, donde hay una brújula en un pedestal. Por supuesto la visibilidad es nula, ni siquiera se ven los pinos de la otra ladera.


Por detrás nos alcanza un grupo de jóvenes con atuendo multicolor cargados y sus tablas de snowboard con las que posiblemente se lancen desde arriba. El desnivel aumenta y el camino vuelve a trazar una curva cerrada que nos lleva hasta el depósito de agua, una de nuestras referencias.

El depósito tiene un cobertizo donde protegerse la gente. En su pared han aprovechado para colgar gran número de paneles azules, con la descripción de algunas rutas y medidas de gestión del Parque Natural de Peñalara. El camino continúa por la izquierda, pero nosotros tomamos el sendero que se inicia por la derecha.


El sendero bajo los pinos es una delicia. Con nieve mullida y poco pisada nos eleva un poco para estabilizarse luego, comenzamos a rodear la ladera de esta sierra. El paisaje cambia al haber más densidad de pinos; algunos abetos jóvenes tienen la cruceta de su eje totalmente congelada.


Alcanzamos una puerta abierta en una tapia de madera que desde arriba cruza ladera abajo. Quizás sea para impedir que los animales grandes salgan del perímetro del Parque. En este lugar la nieve virgen se acumula y con los grandes pinos forman preciosos rincones dignos de fotografiar.

Sobrepasamos una estaca de madera con las marcas de los senderos RP 3 y 4, según comprobamos en los mapas luego, el primero llega hasta la laguna Grande de Peñalara y el segundo hasta la laguna de los Pájaros; donde la agente de vigilancia nos ha recomendado no arribar por el hielo y el viento.


El paisaje sigue siendo extraordinario, la cámara echa humo. Salimos a un tramo más abierto y expuesto al aire; ahora todo son abetos pero más espaciados y la visibilidad a media distancia sigue siendo nula. El aire nos lanza a la cara los copos de nieve pero no sentimos sensación de frío.

Cruzamos el arroyo del Toril que baja ladera abajo y luego el sendero se torna más inestable porque hay otras chorreras que lo atraviesan y tiene pequeños agujeros por donde corre el agua que la nieve y el hielo esconden. No queremos mojarnos las botas y decidimos emprender el regreso.


Algunos abetos forman un pasadizo de ramas heladas cargadas de nieve, otros parecen estatuas esculpidas en hielo sobre un fondo gris blanquecino, y en las inmaculadas laderas nevadas apenas sobresale el matorral bajo también congelado. Es un bello paisaje de naturaleza salvaje.

De nuevo en el bosque de pinos nos cruzamos con los bomberos esquiadores que bajan con velocidad. Se detienen a charlar  y dicen que hace años que no encontraban la nieve tan estupenda como hoy. Nos preguntan por nuestro poder adquisitivo para que culminemos comiendo en la Venta Marcelino.


Termina el sendero en el cobertizo del depósito de agua y conectamos con la ancha pista. Por fin encontramos un lugar donde colocar la cámara con seguridad y hacernos una foto automática juntos. Proseguimos bajando dejando atrás las dos cerradas curvas, el Mirador de la Gitana y una fuente con su caño helado.

Enfilamos la larga y frondosa recta nevada que nos deposita en el Centro de Visitantes, antes saludamos a la agente de vigilancia metida en su chozo, se alegra de que nos haya ido tan bien. Nos quitamos las raquetas para entrar y solicitamos información y algunas rutas impresas del Parque.


Decidimos hacer caso a la recomendación de los bomberos y entramos en la Venta Marcelino a comer, nos guardan las raquetas y subimos arriba. Apenas somos tres mesas al agradable calor de la chimenea. Menú rustico, judiones de la Granja con chorizo, un chuletón para los dos y buen vino. Por su tamaño, el chuletón debía ser de mamut.

Raquetas de nuevo hasta la cafetería y fin de ruta. Devolvemos el material alquilado y subimos al tren de Cercedilla que está a punto de partir; hacemos trasbordo, regreso a Atocha y Metro hasta casa. Buena ducha, descanso y de cena solo nos apetece una sopita. Nos estamos aficionando a las raquetas de nieve.
RECORRIDO: LINEAL, IDA Y VUELTA.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 6,8 KM.
TIEMPO: 02:45 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.950 M. (Arroyo del Toril)
ALTURA MÍNIMA: 1.830 M. (Estación de los Cotos)
DESNIVEL POSITIVO: 160 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 160 M.

DIFICULTAD: BAJA.

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