RODEANDO EL VIGNEMALE (III)

Posted by : Vaig a Peu domingo, 19 de agosto de 2012

3ª JORNADA: REFUGIO MARCADAU-WALLON – REFUGIO BAYSSELLANCE

ITINERARIO: REFUGIO MARCADAU-WALLON – LAC D’ARRATILLE – LAC COL D’ARRATILLE – COL D’ARRATILLE – PUERTO DE LOS MULOS – OULETTES DE GAUBE / HORQUETTE D’OSSOUE / PETIT VIGNEMALE / HORQUETTE D’OSSOUE / REFUGIO BAYSSELLANCE.

LA RUTA: Hoy es el gran día. El más duro de todos, puesto que por las previsiones de mal tiempo en días anteriores a la reserva, aconsejaban acortar las jornadas, así que, hoy haremos dos en una. No está despejado del todo y no parece querer llover, aunque en Pirineos todo puede cambiar rápidamente. Sigo sin dormir bien y espero que no influya mucho en mis fuerzas. Las Ichaso me han ofrecido su botiquín, pero no estoy acostumbrado a “doparme”.

Hemos madrugado un poco más y al ser los primeros no ha habido agobio en el uso del único aseo. Desayuno normalito y salimos por la izquierda del refugio hacia un bosquecito de pinos, girando a la derecha por una pasarela de madera cruzamos la Gave des Batans y poco después la Gave d’Arratille que nos acompañará durante un tramo. Todo el sendero está marcado como HRP.

La senda comienza a elevarnos entre el ralo bosque de pino negro, donde como ayer vemos varios ejemplares abatidos por las nevadas y los rayos. La temperatura es ideal para caminar y avanzamos con rapidez.

Subimos para superar un tramo rocoso y entramos en una especie de llanura pétrea. El bosque va desapareciendo progresivamente y hacen acto de presencia varias cataratas de menor tamaño en el bonito paisaje.

El llano se transforma en herbosa pradera y aparece el ganado. Pese a ser muy evidente el sendero, en muchos tramos rocosos, los mojones nos ayudan a caminar con más facilidad, guiándonos por los pasos más sencillos.

Acometemos la subida abrupta a la siguiente plataforma peñascosa con la vista puesta en una hermosa catarata de gran caudal, posiblemente sea el desagüe de algún lago próximo. Varias rampas nos ayudan a superarla.

Llegamos al bonito Lac d’Arratille (2.247 m.) De un tamaño mediano y encerrado en un precioso circo de agudos picos montañosos. Comenzamos a rodearlo por la derecha, caminando por su herbosa orilla donde hay acampados unos pescadores que salen a comprobar sus cañas.

El entorno es precioso y lentamente vamos remontando hacia el fondo del circo. Tenemos una bella estampa completa del lago y llegamos a su entrada de agua que proviene del siguiente lago. Vemos que un grupo de tres personas nos precede.

La subida se agudiza y la hierba deja paso a las piedras, la senda se vuelve torrentera que con los bien peritados lazos y zigzag nos alivian de su dureza. Adelantamos al trío que nos precedía llegando casi al final

Lac de Col d’Arratille (2.501 m.) Solitaria cubeta glaciar que abastece de agua al anterior lago. Muy próxima a las cumbres que la rodean. Lo bordeamos en ascenso por la torrentera de la izquierda. Desde el Col viene gente en sentido contrario.

Col d’Arratille (2.528 m.) Estrecho y pequeño collado que nos depara una de las ansiadas vistas: el Macizo del Vignemale o Comachibosa. Ya lo tenemos delante y no lo vamos a perder de vista. Por la izquierda una espectacular senda a media altura por toda la pedregosa ladera del Circo de Ara nos llevará hasta el próximo collado. De frente, y un poco más abajo, comienza del Valle de Ara que termina muy cerca de Bujaruelo.

Comenzamos la extraordinaria travesía de la ladera del Circo de Ara. Si os fijáis en las fotos podéis distinguir su magnífico trazado. Pese a su estrechez y altura, es cómodo de transitar y no hay sensación de vértigo. En invierno con nieve debe ser una gozada recorrerlo.

Al final, tras unas largas rampas remontamos hasta el Puerto de los Mulos (2.591 m.) Este collado es algo más grande, situado entre las Aiguilles du Chabarrou (2.826 m.) y el Pic des Oulettes (2.760 m). Detrás de una barrera de piedras que la gente ha ido amontonando nos protegemos del aire, y tomamos barritas y geles. El Vignemale se va haciendo cada vez más grande.

Comenzamos otro gran descenso por un enorme pedregal, hay varios trazos pero es preferible seguir los mojones. Nos cruzamos con gente que sube para efectuar la clásica ruta Puerto de los Mulos/Bujaruelo.

El desnivel de más de seiscientos metros es fuerte y largo. Pero está recompensado por las bellas panorámicas que a mitad del recorrido comenzamos a percibir: abajo, la llanura de las Oulettes de Gaube con el refugio a la izquierda, donde teníamos que pernoctar de no haber reducido las jornadas, y los trazos de las sendas que nos elevarán al próximo puerto. A la derecha el Glaciar del mismo nombre con las verticales paredes del Pique Longue (3.298 m.)

El valle se va abriendo y la interminable pedrera llega a su fin. Desde la llanura de la morrena del Glacier des Oulettes tenemos una visión espectacular del Glaciar pese a lo mermado en esta época. Cruzamos el riachuelo originado por el deshielo y nos untamos de crema protectora, las nubes se están disipando.

Pese a tener que subir ahora prácticamente hasta el mismo nivel que estábamos en el Puerto de los Mulos, el trazado de largas rampas, lazadas y zigzags lo hacen muy llevadero y más teniendo de frente la imagen del Glaciar. Donde marcaba una hora, lo hacemos en cuarenta minutos.

Hourquette d’Ossoue (2.734 m.) Aquí ya hay transito de gente que baja o sube al Petit Vignemale, o que no lo hacen y se quedan junto a las mochilas. Javier decide continuar hasta el refugio y el resto atacamos los trescientos metros de desnivel hasta la cumbre, y con mochilas, aunque empiezo a notar su peso.

A media subida me arrepiento de no haberla dejado y me veo forzado a dejarla. Demasiado peso con ropa de abrigo que no hemos utilizado. En la mochila de ataque de Julián coloco agua, barritas, geles e hidratos de carbono. Ahora siento que vuelo.

Petit Vignemale (3.033 m.) Las vistas son espectaculares, Glacier des Oulettes, Glacier du Petit Vignemale y el más grande de ellos Glacier d’Ossoue, en éste, si nos fijamos bien, podemos ver las diminutas figuras con crampones y piolet de la gente que baja entre los serac. Y por encima de nuestra cabezas: Punta Chausenque (3.204 m.), Pitón Carré (3.197 m.) y Pique Longue (3.298 m.) donde podemos ver moverse las cabecitas de la gente que lo ha coronado.

Terminando de comer viene un nutrido grupo de gente más joven, por su acento Julián dice que son murcianos y a mí me parecen de Orihuela. Son del Centro Excursionista de Almoradí, que están realizando la Alta Ruta de los Perdidos. Vienen desde Gavarnié y duermen en el Refugio de Gaube, su ruta de hoy, como la nuestra, es una paliza.

Iniciamos otro espectacular descenso con vistas extraordinarias, nuestro refugio apenas se distingue sobre un montículo. Vamos deshaciendo el camino de subida, recuperamos mi mochila y de nuevo en Hourquette d’Ossoue, por la izquierda enlazamos con la senda que va al refugio.

La senda aparenta ser llana pero tiene numerosas subidas y bajadas de poco desnivel, parece que no llegamos nunca. Curioso refugio en forma de “T” con techos metálicos en gris oscuro y en forma de semicírculo. Construido en 1900.

Refugio Bayssellance (2.651 m.) Es el más alto de todo el Pirineo y Campamento Base para todas las ascensiones al Macizo del Vignemale. La entrada está muy concurrida de gente tomando el sol dada la buena tarde que hace. Javier ha tramitado las reservas. Hay que dejar las mochilas, los bastones y las botas en la entrada colgadas de ganchos y estanterías. Y en una especie de cesta subir solo lo indispensable a la habitación. Mañana será agobiante la salida.

No hay duchas, pero si tres aseos y tres lavabos en forma de pileta, donde imitando a una francesa que tengo a mi lado, levanto el pie apoyándolo en el borde abro el grifo, mojo, enjabono, lavo y así por partes completo el puzle de mi cuerpo serrano y quedo fresquito. Ya con ropa limpia y más abrigado, el tiempo está cambiando y vienen nubes, salimos a fuera y con la luz del atardecer hacemos bonitas fotos lejanas a la parte más conocida del Pirineo: Taillón, Brecha de Roldan, Malboré, el Casco, Monte Perdido, etc.

Mientras dejamos pasar el tiempo hasta la cena, tomamos té, infusiones, frutos secos y preparo la mochila para mañana. Descarga una tormenta rápida y queda un aire fresco que hace que casi todo el mundo esté dentro del refugio. Llega la hora de la cena, una clara sopa de verduras y una bandeja con algo parecido a una lasaña que resulta ser un engrudo triturado, quizás carne y lo que ellos hayan querido, cubierto por una fina capa de puré de patata. Javier ni lo cata. El resto, con resignación y por pura cuestión fisiológica, engullimos parte de nuestra parte. Hay que comer. La noche promete ser movidita.