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- PYRÈNÉES ARIÉGE, FRANCIA
Posted by : Vaig a Peu
jueves, 20 de febrero de 2014
El motivo de un
curso profesional de Carol en el Pirineo francés nos ha servido de escusa para
un nuevo viaje. Así que la hemos acompañado, y mientras ella realizaba el curso
nosotros hemos recorrido toda la zona. Siempre nos decía que era un lugar
precioso y creemos que se ha quedado corta. El Pirineo, sea español o francés,
es único. Ella se alojaría en Les Cabannes, pequeña población a los pies de las
pistas de esquí del Plateau de Beille, donde los organizadores alquilan un
albergue e imparten los cursos para unas de treinta personas de toda España; el
último día lo pasaríamos juntos.
Nuestro cuartel general lo montamos a once kilómetros, en Tarascon sur Ariége, un bonito pueblo surcado por el caudaloso río Ariége que a su paso forma una pequeña isla central y como monumento más visible tiene la Tour de Castélla que sobre un pequeño promontorio vigila el pueblo. Pues bien, nuestro Hotel Confort está situado en la ribera del río y debajo de la torre, a la entrada del pueblo viejo, sin grandes pretensiones pero con una atención y limpieza exquisitas.
Después de casi una jornada de viaje, antes de las seis de la tarde estábamos tomando posesión del hotel y luego cuando comenzaba el atardecer salimos a conocer el pueblo. Un espectacular cielo encendido por el ocaso del sol nos dio la bienvenida, que combinado con las cercanas montañas nevadas nos dejó unas bellas panorámicas.
Nuestro cuartel general lo montamos a once kilómetros, en Tarascon sur Ariége, un bonito pueblo surcado por el caudaloso río Ariége que a su paso forma una pequeña isla central y como monumento más visible tiene la Tour de Castélla que sobre un pequeño promontorio vigila el pueblo. Pues bien, nuestro Hotel Confort está situado en la ribera del río y debajo de la torre, a la entrada del pueblo viejo, sin grandes pretensiones pero con una atención y limpieza exquisitas.
Después de casi una jornada de viaje, antes de las seis de la tarde estábamos tomando posesión del hotel y luego cuando comenzaba el atardecer salimos a conocer el pueblo. Un espectacular cielo encendido por el ocaso del sol nos dio la bienvenida, que combinado con las cercanas montañas nevadas nos dejó unas bellas panorámicas.
A medida que iba oscureciendo callejeamos para subir a la base de la Tour de Castélla, ahora iluminada junto a un Cristo crucificado, y desde donde contemplamos bellas estampas del pueblo al anochecer. Sobre las siete cogimos el coche para irnos a cenar, estamos en territorio francés y a las nueve y media está todo cerrado. Volvimos a Les Cabannes a un restaurante que nos habían recomendado, pero no teníamos reserva y estaba completo, así que nos fuimos a Ax-les-Thermes que está a otros 11 km. Cenamos magníficamente en el restaurante de un hotel, en la plaza donde está situado el balneario, y volvimos a Les Cabannes a dejar a Carol en su albergue del curso. Antes de las diez estábamos en el hotel.