Desde hace varios
años, al llegar el otoño preparamos un viaje para conocer nuevos hayedos. Hemos
estado en Irati (Navarra), la Sierra del Rincón (Madrid), El Retaule (Castellón/Tarragona),
Cameros (La Rioja) y este año en Vegacervera (León). ¿Qué es un hayedo? Un
bosque de hayas. El haya (Fagus sylvatica) alcanza su esplendor en los primeros
días del otoño, cuando antes de caer sus hojas cambian de color con múltiples
tonalidades entre el verde-amarillo-rojo-marrón. Es una delicia cromática para
los sentidos caminar por estos bosques húmedos entre ríos y arroyos, hongos y
setas, esperando que aparezca un gnomo o duendecillo. Todo un espectáculo
visual.
En Vegacervera nos
hemos alojado en un precioso hotelito rural: La Chouza Verde. Regentado por
Aurora y Mariano que han hecho muy especial nuestra estancia.
Hay vestigios de
castros para quien busque las señas de los astures. Roma dejó no pocas pistas,
que en estas tierras son sobre todo puentes y calzadas. Y en la Edad Media se
escribió la historia principal, con repoblaciones, concejos vecinales y
abadengo secular, lo que supuso, por ejemplo, que los 19 varones casados según
el censo de 1751 fueran hidalgos. Vegacervera (en cuyo nombre se hace referencia
a la tierra de ciervos que fue un día, de la misma forma que Valporquero indica
la profusión de jabalíes -puercos de monte-) tuvo hospital de peregrinos y un marqués de Fuente Ayuelo. La historia mejor
conservada, amén de sus ricos archivos parroquiales, pervive hoy en el dibujo
de la arquitectura tradicional de todos estos pueblos que componen hoy el
municipio de Vegacervera: Coladilla, Valporquero, Valle de Vegacervera y Villar
del Puerto. Son casas sólidas, casi herméticas, de piedra labrada o canto rodado,
casi siempre con corral interior y solanera, integrando además los espacios
destinados al ganado (cuadras para las vacas y cortes para las ovejas). Los
conjuntos urbanos de estos pueblos preservan en gran parte sus viejos estilos y
técnicas de edificación.
Antes de llegar
hemos visitado la capital, León. Tenemos aparcamiento cerca de San Marcos y nos
dirigimos a su grandiosa explanada. Viejos recuerdos de mis rutas jacobeas vienen a la mente. Sentado junto
a la estatua del Apóstol Santiago contemplo esta maravillosa obra: Los orígenes de este edificio se encuentran
en el siglo XII, cuando en tiempos de Alfonso VII de León, la infanta Sancha de
Castilla realizó una
donación destinada a la construcción de un modesto edificio a las afueras de la
ciudad amurallada y a orillas del río Bernesga, en el cual pudieran “hospedarse los pobres de Cristo”, convirtiéndose
así en un templo-hospital para refugio de los peregrinos que realizan el Camino de
Santiago. Asimismo, el
edificio fue la residencia principal en el reino de León de la Orden
de Santiago. En 1176 fue elegido el primer prior, y en 1184 recibió sepultura en su iglesia el primer
maestre general de la Orden
de Santiago.
En el siglo XVI, el edificio medieval se hallaba en mal
estado, por lo que se derribó y se realizó una nueva obra gracias a una
donación de Fernando
el Católico en 1514. Los arquitectos designados para esta obra
fueron: Juan de Orozco (iglesia), Martín de Villarreal (Fachada) y Juan de
Badajoz el Mozo (claustro
y sacristía). Sin embargo, hasta bien entrado el reinado de Carlos I no se inició la nueva obra. Se sabe que en
1537 se construyó el lienzo de la fachada
principal del convento desde la entrada hasta la iglesia, que fue consagrada en
1541. En los años siguientes, Orozco construye
las esculturas de la fachada, se realiza el coro, y en 1549, Juan de
Badajoz terminó la
sacristía. Los trabajos fueron suspendidos en 1566 por el traslado de la comunidad a Calera y luego a Mérida, pero el regreso de los frailes a San
Marcos en 1602 dio impulso a la continuación de la obra.
En 1615 se construyó la escalera y en 1679 se concluye la parte del claustro que aún
faltaba. Finalmente, entre 1711 y 1715 se realiza una gran ampliación del
edificio, levantándose otro lienzo que va desde la entrada principal hacia el
río, hasta rematar en la torre palaciega. Este nuevo lienzo imita perfectamente
el construido en el siglo
XVI, no notándose apenas
diferencia artística entre ambas mitades de la fachada.
Su fachada es una perla
del plateresco español. Es de un solo lienzo con muro de
dos cuerpos y dos pisos, rematado en crestería calada y candeleros. El primer
cuerpo posee ventanas de medio punto y pilastras platerescas, el segundo
balcones y columnas con balaustradas. En el zócalo se presenta medallones con
personajes greco-latinos y de la Historia de España (Hércules, Príamo, Héctor, Alejandro Magno, Aníbal, Julio César, Trajano, Judith, Lucrecia, Isabel la
Católica, Carlomagno, Bernardo del Carpio, el
Cid, Fernando el
Católico, Carlos I y Felipe II). En el sobre zócalo se representan cabezas de ángeles. La torre
palaciega data del 1711 al 1714. Está decorada con cruz de
Santiago y un León y
presenta cuatro frisos con entablamento. La portada y entrada principal tiene
dos cuerpos más peineta de estilo plateresco, aunque en el siglo XVIII son añadidos elementos barrocos. En el
primer cuerpo hay un gran arco de medio punto con roseta e intradós decorado.
La clave es de tipo exaltado representando a San Marcos. Hay medallones con inscripciones bíblicas y un altorrelieve de Santiago triunfante en la batalla de
Clavijo. Posee un vano de
estilo barroco, con el escudo de armas de Santiago y los del Reino
de León. En la peineta
están representados el Escudo de armas reales y una estatua de la Fama, obra de
Valladolid. Arriba hay un óculo en forma de rosetón coronando la portada.
Por la Alameda y la
Avenida de Ordoño nos dirigimos a la
Catedral, hemos pedido información en la Oficina de Turismo y nos han dicho que
la Cueva de Valporquero permanece cerrada de lunes a miércoles y abre de jueves
a domingo. O sea, que si no lo hacemos hoy no podremos verla. Así que dejamos
la visita a la Catedral para mañana, tomamos unos aperitivos en el Barrio
Húmedo y nos vamos a la cueva.
DÍA 4-11-2013
Al día siguiente,
aprovechando que la mañana está lluviosa hacemos la visita a la Catedral: Está
construida sobre el solar de unas termas romanas del siglo II que, 800 años
después, el emblemático rey Ordoño II convirtió en palacio. Sus puertas, su
impresionante rosetón, el coro (uno de los más antiguos del país) y la
delicadeza de algunas figuras, como la venerada Virgen Blanca (original en el
interior) que preside el trasiego de caminantes, son referentes imprescindibles
que el visitante no debe perderse.
La Catedral de León, dedicada a Santa María de
la Regla, fue declarada Bien de Interés Cultural en 1844. Se la conoce como
"Pulchra Leonina" y es una obra maestra de la arquitectura gótica
iniciada a mediado de siglo XIII bajo la dirección del maestro Enrique. A
finales del siglo XVI se hallaba prácticamente concluida. Se construyó sobre el
solar de unas termas romanas del siglo II que luego Ordoño II convirtió en
palacio real en el siglo X.
Uno de sus atractivos es la fachada
principal que escolta las torres de las campanas y la del reloj. El interior es
una bella confluencia de arquitectura, pintura, escultura y otras artes. No hay
que olvidar que el trascoro renacentista tiene esculturas de alabastro y que el
coro es obra de tres grandes artistas: Jusquin, Copin de Holanda y Juan de
Malinas. Sobresale la reja plateresca en la pared posterior al sepulcro del Rey
Ordoño.
Presenta tres portales decorados con
esculturas y estatuas en los arcos ojivales entre las dos torres. La parte
central consta de un gran rosetón. Sobresale la imagen de la Virgen Blanca y el
'Locus Apellatiore', donde se impartía justicia.
Sus casi 1800 metros cuadrados de vidrieras
están considerados entre los mejores conjuntos vitrales del mundo (XIII-XV). En
la Capilla Mayor destaca un retablo de Nicolás Francés (XV) y una urna de plata
con las reliquias de San Froilán, patrono de la ciudad, que es obra de Enrique
de Arfe. El claustro, del siglo XIII y XIV, muestra singulares detalles
escultóricos en los capiteles, frisos y repisas.
El museo catedralicio reúne una gran colección de arte sacro y otros temas. Hay
cerca de 1500 piezas con 50 tallas románicas de la Virgen, desde la prehistoria
hasta el neoclasicismo con obras de Juan de Juni, Gregorio Fernández, Mateo
Cerezo, un tríptico de la Escuela de Amberes, Biblia mozárabe y numerosos
códices.
No me resisto a
mostraros fotos de las artísticas gárgolas de la Catedral. Las figuras
demoníacas y personajes del averno, que hoy con la lluvia y cumpliendo su misión de
desagüe, parecen más monstruosas que nunca.
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