sábado, 6 de abril de 2013

EL CAVALL VERD


A mediados de noviembre de 1609 unos 17.000 moriscos acampados en la Vall de Laguar, armados con hondas, piedras y alguna ballesta, se enfrentaron a cinco mil soldados de los tercios de Nápoles y Sicilia que integraban la máquina militar más perfecta del mundo, debidamente pertrechada y armada. El resultado de aquel combate desigual fue evidente: el ejército de Felipe III masacró a miles de moriscos y el resto se refugió en los escarpados riscos del Cavall Verd, cima cuyo nombre evoca precisamente la figura legendaria de un caballo verde que esperaron en vano para que los salvara. Allí resistieron unos pocos días sin agua ni alimento hasta su capitulación final. Con aquella revuelta desesperada, los moriscos de la Marina Alta intentaron oponerse a la decisión de la monarquía española de expulsarlos de la patria de sus antepasados, donde como herederos de la cultura islámica habían vivido durante siglos. En el año 2009 se ha cumplido cuatro siglos de unos hechos trascendentales para una comarca que, debido a esa diáspora, perdió dos tercios de su población: desde los puertos de Dénia y Xàbia partieron unos 42.000 moriscos rumbo a Orán en un exilio forzoso del que no regresarían jamás.
Por este motivo, numerosas instituciones públicas y privadas han colaborado en la exposición Los Moriscos en la Marina Alta. 400 años de la expulsión, que recorrerá durante año y medio varias comarcas con el fin de rescatar del olvido el que para muchos historiadores fue el primer genocidio de la era moderna en Europa. La muestra, que estos días se exhibe en Pedreguer, complementada con jornadas científicas, una campaña para escolares y diversas publicaciones, intenta abordar las causas que provocaron el fin de la tolerancia entre ambas culturas a lo largo del siglo XVI, cuando fueron saqueadas morerías y alquerías, la Iglesia católica inició sin éxito campañas forzosas de evangelización y la monarquía dictó decretos para desarmar a los moriscos ante el temor de que se unieran con los piratas berberiscos que asolaban las costas valencianas y que en 1529 llegaron a saquear Parcent y Murla. El 22 de septiembre de 1609 se publicó el decreto de expulsión de Felipe III por el que los descendientes de los antiguos mudéjares disponían de tres días para acudir a los puertos de expulsión sólo con los bienes que pudieran transportar, dejando atrás tierras y patrimonios. Días después y tras los primeros relatos que aseveraban que los moriscos tampoco eran bien recibidos en el norte de África, estalló la revuelta de la Vall de Laguar, a cuyas abruptas montañas acudieron familias enteras desde La Marina, El Comtat, La Safor o La Vall d'Albaida. El líder de la revuelta fue el caudillo Millini, "morisco de Guadalest, hombre de 50 años, molinero de oficio y que tres meses al año esquilaba ovejas". Tras varios días de saqueos y combates, 11.000 moriscos se rindieron el 29 de noviembre de 1609 en el Cavall Verd. "Las madres preferían despeñarse con sus hijos por los barrancos antes que caer en manos de los cristianos" y de camino a los puertos de Dénia y Xàbia muchos de los prisioneros fueron asesinados, violados o robados. Cuatro siglos después, la exposición ha pretendido difundir que los moriscos tenían tanto derecho como los cristianos viejos a vivir en estos territorios y que muchos de ellos aguardaban desde África el momento del regreso conservando las llaves de las que habían sido sus casas. Y remarcar que la sociedad actual ha heredado de aquella civilización perdida numerosos rasgos culturales, sociales y gastronómicos que deben contribuir a fomentar ahora la tolerancia entre culturas.
CÓMO LLEGAR: Autovía A-7 hacia Valencia, salida en la nº 62 ONDARA/DENIA/JAVEA, por la N-332 a Ondara, por la derecha tomar salida por la CV-731 a BENIARBEIG/BENIDOLEIG/ORBA/FONTILLES, al salir de Orba continuar por la CV-715 durante 1 km y torcer a la izquierda por la CV-721, pasar por Fleix, Campell y llegar a Benimaurell. A la salida del pueblo aparcar junto a la entrada del camino que sube al Hotel Alhauar.
ITINERARIO: BENIMAURELL / FONT DELS OLBIS / COLL DE GARGA / FONT DE LA MATA / FONT DE LA CARRASCA / COLL DE GARGA / CAVALL VERD / BASE DEL PENYÓ ROIG / BEMAURELL.
COMPONENTES: VICENTE, PATRO, SANTI Y ASUN.



LA RUTA: El Vall de Laguar es quizás el valle morisco que más perdura en el tiempo, donde los bancales de cultivo ganados a la montaña por sus antiguos habitantes hace más de cuatrocientos años, todavía permanecen activos con el paso de los siglos. Hoy haremos un recorrido por les Garges para luego transitar por todo el cordal hasta la Penya Roja, haciendo parte del trayecto del PR-CV 181.








Iniciamos hacia la Font dels Olbis. Después de la lluvia de ayer han bajado las temperaturas 4 o 5 grados y sopla algo de aire, pero está despejado. Hoy se une a nosotros Asun, y aunque está convaleciente de un brazo, espera superar todas las pruebas  para erigirse en candidata y componente del grupo.








Para nuestro regocijo la primavera este año viene tardía, y en las fechas que estamos, todavía podemos admirar las níveas y nacaradas flores en los cerezos. Los cuidados y escalonados bancales de piedra seca en las faldas de la sierra son un bonito espectáculo.










Dejamos atrás la Font dels Olbis y la conexión con el PR-CV 147 que viene de cruzar el Barranc del Infern. Conectamos con el sendero y continuamos elevándonos entre bancales de cerezos floridos hasta el Coll de Garga (700 m.).








Este será nuestro punto de encuentro al regreso del primer tramo de la jornada. Tenemos la sorpresa de ver en la otra vertiente, Aitana, Serrella, Montcabrer y Benicadell nevados, debido a la bajada de temperaturas de ayer tarde. Continuamos por la derecha rodeando las peñas del Castellet de Garga.









Pasamos por los antiguos corrales de ganado, hoy convertidos en cuadra de caballos para paseo y restaurante regentado por extranjeros que han decidido afincarse en este pequeño paraíso. Los bordeamos por un minúsculo bosque de encinas.









Salimos a campo abierto por la bien marcada senda; teniendo enfrente la mirada poco habitual de las montañas nevadas en la barrera que forman paralela a esta sierra, y que llega hasta el mar, dando origen a la Vall del Pop, ahora a nuestros pies.








Hace un día espléndido con algo de aire fresco. Empezamos un suave descenso para llegar a una casa de campo que recordaba de otras veces, porque junto a ella se encuentra un colosal ejemplar de higuera centenaria. Su dueño, un octogenario muy activo, está podando cuidadosamente algunas de sus ramas. Repostamos líquidos e hidratos de carbono.








Continuamos por camino ancho entre olivos, almendros y pinos, para enlazar con  una cómoda senda de abundante vegetación,  que nos introduce en un apartado y bonito rincón donde se halla la Font de la Mata, con su caño de fresca agua que recorre varias piletas.






Durante un tramo salimos de nuevo a camino asfaltado hasta una casa en ruinas con bonitas vistas al Cocoll, y asomando por detrás la Aixortá. Por la izquierda dejamos el asfalto y por senda ascendemos para llegar a la Font de la Carrasca, escondida entre la frondosidad vegetal. Una piqueta sostiene plastificado un dibujo de un jabalí, suponemos indicando que aquí suelen abrevar.









Comenzamos a cerrar el círculo elevándonos por varias rampas entre pinos y carrascas,  rodeando una pequeña hoya con algunos pastos verdes donde hay diseminadas varias casas habitadas y un corral en ruinas. Poco a poco alcanzamos el Coll de Garga.








Ahora nos vamos por la derecha, a recorrer los más de cuatro kilómetros que tiene el lomo del Cavall Verd. Nada más comenzar a elevarnos se amplía la vista a ambos lados, por la derecha, la Vall del Pop con Benixenbla y Parcent hasta el mar. Por la izquierda, el inicio de la Vall de Laguar con la sierra de Segaria y el Montgó.






El tránsito por el cordal es incómodo y con muchos altibajos que vamos superando paulatinamente. Alcanzamos el punto más alto de toda la sierra, Penya Alt (850 m.) aunque nos llame más la atención el lomo la Penya Roja (792 m.) que tenemos enfrente. Bonitas panorámicas a Benimaurell, Fleix y Campell. El aire comienza a traer nubes.











Dejamos atrás el primer collado con bajada balizada a Benimaurell. El esfuerzo se acentúa al tener que bajar y subir varios peñones, a veces por arriba y otras por ambos lados, pero siempre con la grandiosidad del paisaje.


Sobrepasamos la peña del Flare 
Amortallat (740 m.) y hacemos un prolongado descenso por el pétreo suelo hasta la base de la Penya Roja (792 m.). Impresionante espolón que se yergue ante nuestros ojos. Para subirlo, está equipado con varias grapas y algunos metros de cable que lo hacen mucho más fácil. Pero pensando en el brazo de Asun, decidimos dejarlo para otro día. A sus pies, protegidos del aire, acampamos para nuestro merecido almuerzo.










El cielo se ha nublado amenazante. Desde el collado iniciamos el regreso algo más abrigados, por una sendita que serpentea a la derecha. La mole del rocoso peñón sigue impresionando también desde este lado.

Pasamos por bancales de cerezos en flor entre escalonados bancales de piedra seca hasta desembocar en una pista de tierra. Caen diminutas gotas de lluvia que pronto cesan. Mirando hacia arriba tenemos una imagen distinta del peñón.










Enlazamos con otra pista asfaltada que nos pasa por una enorme encina y nuevos bancales de floridos cerezos y sus artísticos muretes de piedra. Se termina el desnivel y caminamos plácidamente.










En un recodo llegamos a la Font del Penyó y poco más tarde a la Font de Gel, para luego entrar en Benimaurell y arribar al aparcamiento, desde donde tenemos las últimas vistas de la montaña. Ha sido una excursión muy placentera.

RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI. FONT DELS OLBIS, FONT DE LA MATA, FONT DE LA CARRASCA, FONT DEL PENYÓ Y FONT DE GEL.
DISTANCIA: 18,360 KM.
TIEMPO: 05:52 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 850 M. (Penya Alt)
ALTURA MÍNIMA: 548 M. (Barranc de la Carrasca)
DESNIVEL POSITIVO: 683 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 695 M.
DIFICULTAD: MODERADA.

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