Posted by : Vaig a Peu lunes, 12 de febrero de 2018

Si Mahón es como es, si Menorca es como es, se lo debe en gran parte a una posesión que por los siglos ha sido la envidia de todas las civilizaciones e imperios que han cruzado el Mediterráneo. Esta codiciada posesión es el puerto natural más grande de nuestro mar. Asomada a él, ha crecido una ciudad luminosa, ilustrada y humana. Una muestra de cómo la vida de esta ciudad transcurre alrededor de su puerto la encontraremos paseando por la bellísima plaza del pescado o por el mercado del Claustro del Carmen, ambos edificios construidos sobre el puerto. Como ellos, tantas otras casas mahonesas se levantan sobre el mismísimo acantilado, dejando algún que otro hueco en forma de mirador para compartir las increíbles vistas a esta maravilla de la naturaleza que es el puerto de Mahón.

Hoy también tenemos un día gris y lluvioso, pero es lo que hay y no nos vamos a detener. Tras el desayuno cogemos el coche y damos una vuelta por cala Morell y nos dirigimos hacia los acantilados de la costa norte, en primer lugar Fornells.

La Mola de Fornells, también llamada Talaia de Fornells, está protegida como espacio natural de Menorca. Se trata de un promontorio de 123 metros de altura de costa tajada. Debajo en el acantilado que da al mar, hay la cueva de Na Pulida, muy apreciada por los submarinistas.

En esta cueva, descubierta en 1831 por un pescador local, estalactitas y estalagmitas crean un asombroso juego de formas a lo largo de 300 metros de laberínticas galerías. Sólo se puede llegar a ella por mar. En téoria, cualquiera puede visitarla, pero hay de disponer de equipos y estar acompañados por conocedores del terreno.

La mola también es una zona militar; su entorno natural de caza y pesca es de los mejores de Menorca. Construida por los ingleses entre 1801 y 1802, con la intención de proteger el puerto de Fornells y el Castillo de Sant Antoni.










Su forma es troncocónica y está construida con piedra y mortero con una serie de encadenados verticales de refuerzo. Es una de las mayores torres de defensa de Menorca. Tiene la peculiaridad de tener un talud adosado que rodea su perímetro.

Tiene cuatro niveles: en el subsuelo está la cisterna; en la planta baja se encontraba el espacio destinado a armas, munición y víveres; la primera planta era para la guarnición, y en la planta superior, encontramos la terraza “de combate” con dos plataformas circulares para el asentamiento de dos piezas artilleras.

La puerta de entrada original (como en muchas torres) se encontraba en la primera planta, si bien actualmente el acceso de entrada lo encontramos en su parte baja. Ha sido restaurada recientemente y su estado es bueno.

Está situada al norte de la población de Fornells; es de fácil acceso y está señalizado. Actualmente alberga en su interior un centro de interpretación. También se la conoce por Torre de la Punta y Torre de Tirant. Es de titularidad publica (Consell Insular de Menorca).


Ahora nos dirigimos al faro de Cavallería, el faro por excelencia de Menorca al encontrarse en una de las zonas abruptas de la costa norte. En su entorno también observaremos restos de diversas baterías antiaéreas de la guerra civil.


Situado en la punta del cabo de Cavallería, el extremo más septentrional de Menorca, un buen lugar para contemplar la puesta de sol en verano. La torre blanca del faro de Cavallería, de 15 metros de altura, está ubicada sobre uno de los acantilados más altos e impresionantes de la isla.


Se encuentra a 94 metros sobre el nivel mar y tiene una apariencia luminosa de 2 destellos cada 10 segundos. La luz del faro es visible desde 22 millas náuticas. También es una estación Racon que emite la letra B en código morse en un periodo de 72 segundos.


Antes de inaugurar el faro del cabo de Cavallería en 1857, en el accidentado y peligroso contorno de esta zona costera del norte de Menorca, se habían producido desde el siglo XIV, más de setecientos naufragios.

A pesar de la mejora para la navegación que supuso este faro, en la costa norte de la isla se siguieron produciendo naufragios importantes que motivaron la construcción del faro de Faváritx y el faro de Punta Nati a principios del siglo XX.

El faro de Cavallería se mantuvo con petróleo hasta los años ochenta del siglo pasado y fue el último faro de Baleares en utilizar este combustible, y sus ópticas han sido reemplazadas en varias ocasiones, adaptándose a los tiempos modernos.

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