Las sierras del Maigmó y del Sit conforman una barrera térmica y
pluviométrica entre las tierras semiáridas al sur de estas montañas y las
tierras más al norte, con un clima mediterráneo menos extremo. La
ubicación de este grupo de macizos juega un papel muy importante en la
conectividad entre la parte montañosa de las sierras Diánicas del norte de la
provincia de Alicante, pertenecientes al sector fitosociológico sebatense, con
las sierras y altiplanicies del sur de Alicante, pertenecientes al sector
alicantino de la provincia corológica murciano-almeriense. La fauna asociada a
estos ecosistemas diverge en un espectro tan amplio como lo hacen sus especies
vegetales al encontrarnos entre dos sectores fitosociológicos diferentes,
derivados de sus propias características climáticas y orográficas. Nos
encontramos con un territorio ecotonal, con unos elevados índices de
biodiversidad y cuyo paisaje logra cotas de una gran belleza y
representatividad. Puede ser una sorpresa muy grande para el viajero que
desconozca estas tierras alicantinas la frondosidad arbórea de las umbrías del
Maigmó y del Sit, considerada por algunos especialistas como la superficie natural
más grande de pino carrasco de todo el conjunto de tierras alicantinas. También
cabe destacar el buen estado de conservación del carrascal, que convive con
lentisco, coscoja o madreselva, así como el contraste con las vertientes de
solana que miran al mar, desprovistas de arbolado y con unas características
vegetales de acuerdo con la dureza de un clima semiárido. Otro rasgo muy
importante es la gran presencia de plantas aromáticas en todo el macizo, que
transporta el sentido del olfato a nueva dimensión llena de frescos aromas como
el del romero, la manzanilla, el tomillo, la siempreviva, el cantueso, la
lavanda, el poleo, el rabo de gato, la salvia y un largo etcétera. En cuanto a
la variada fauna que habita estos parajes, hay que destacar la presencia de
aves rapaces, debido a la gran variedad de parajes escarpados alejados de
lugares habitados y de grandes infraestructuras viarias, refugio de valor
incalculable para parejas de halcones peregrinos, águilas reales, búhos, etc.
En cuanto a mamíferos, abunda la presencia de jabalís, arruís (originarios del
Atlas africano), muflones, erizos, mustelas, rabosas, liebres, conejos,
ginetas, gatos monteses… Hay además una gran cantidad de reptiles, entre los
que destacan la serpiente de collar y la verde y las lagartijas, y, en puntos
favorables, habitan anfibios como la rana verde y los sapos.
COMPONENTES: VICENTE, PEPE, SANTI Y CONCHITA.
ITINERARIO: INICIO / CRUCE DE REGRESO / SENDA IZQ. / IZQUIERDA /
SUBIDA AL FRARE / PICO DEL FRARE / CRUCE PR / CHIMENEA / EL DESPENYADOR /
BALCÓN / PR-CV 144 / GIRP IZQ. / CONEJERAS / CORRAL / SEGUIR RECTO / CASA DE
CASTALLA / CASA DE LOS PINOS / CRUCE DE REGRESO / FINAL.
LA RUTA: Hemos elegido una ruta diferente por el Paraje Protegido de las sierras del Maigmó y del Sit, nuestro destino final serán el Pico del Frare y el Despenyador, pero no subiremos por la crestería, si no por el Barranco de la Caldera.
LA RUTA: Hemos elegido una ruta diferente por el Paraje Protegido de las sierras del Maigmó y del Sit, nuestro destino final serán el Pico del Frare y el Despenyador, pero no subiremos por la crestería, si no por el Barranco de la Caldera.
Hoy se unen a nosotros Conchita y Santi. Hace un día agradable con algo de fresco y una densa bruma se deja caer entre las montañas, no llega a ser un mar de nubes y con el sol se irá deshaciendo. Iniciamos desde el camino cerca del barranco de las Quinquilleras.
Al llegar a una cadena que corta el camino, seguimos por la derecha, y regresaremos por la cadena, donde se cierra el círculo de la ruta. Entre bancales de almendros cruzamos la rambla de Pusa y tomamos un sendero a la izquierda.
En este tramo debemos estar atentos al GPS debido al cruce de varios caminos entre casas de campo y de labor. Nos introducimos en el bosque de pinos y después de una balsa de riego elevada, cambiamos de senda por la izquierda.
Al principio es poco perceptible pero se reafirma a media ladera en la loma y nos situamos en la vertiente izquierda, en el sentido de la marcha, del barranco de la Caldera que confluye con la rambla de Pusa.
Este barranco discurre paralelo a la Crestería del Frare. Está claro que esta ladera no tiene la elevación ni la vistosidad de la crestería, pero es un sendero diferente que recorre la umbría y que hasta ahora no habíamos pateado.
Con desnivel suave y agradable caminar nos va elevando entre el bosque de pinos y matorral alto. Mirando hacia atrás, el sol, poco a poco se abre paso entre la bruma y nos alumbra la sierra del Caballo entre las copas de los pinos.
Por delante apenas tenemos visibilidad y las cotas más cercanas son las siguientes lomas. El barranco n
Al tomar altura ganamos la luz del sol que deshace la bruma entre los pinos y salimos de la umbría a la claridad en las lomas. Hacia atrás vemos ampliarse el paisaje, algo más claro, pero sin dejar de estar metido en la neblina.
El barranco termina en las inclinadas laderas de la crestería y aunque el sendero sigue a media altura, decidimos subir un poco más y transitar por el PR-CV 32 que bordea los apabullantes acantilados con vistas al Xorret de Catí.
Posicionarnos sobre los acantilados de la crestería es como estar asomados a un inmenso ventanal abierto a la montaña y al mar. A nuestros pies una de las masas de pinar mejor conservadas de la provincia.
Nos movemos de espolón en espolón contemplando el paisaje desde las alturas; por muchas veces que vengamos siempre es distinto y cambiante, hoy la bruma le da un toque especial a la sierra del Sit y el Maigmó.
Avanzamos fuera de senda junto a los precipicios observando cada rincón y los contrafuertes rocosos tan diferentes entre ellos, la piedra caliza cuarteada embellece su agresividad. Mirando hacia atrás, ya distinguimos el macizo de la Pila en Murcia.
Llegamos al Alt del Frare (1.137 m.) máxima altura de la crestería, aunque no tiene punto geodésico. A pocos metros está el cruce balizado que sube desde el hotel Xorret del Catí y que tiene un tramo equipado por un cable.
Seguimos hacia adelante superando una a una todas las empinadas crestas y sus recortados abismos, no hay sensación de peligro pero hay que tener precaución al asomarnos. La sierra del Sit, el extenso manto de pinar y el Maigmó que empieza a emerger.
Llama la atención un enclave rocoso espectacular, en el que un farallón queda separado de la crestería por medio de un tajo o canal con abundante vegetación y al que solo se podría llegar con aparejos de escalada.
Atacamos una de las últimas cejas montañosas, donde los pinos y el matorral son más frondosos y los acantilados más inestables, por lo que nos separamos un poco de ellos, a cambio de tener unas preciosas y agrestes vistas.
En la siguiente, más elevada y redondeada, ya nos deja ver el punto geodésico y con vistas a las dos vertientes, en una el Maigmó y en la otra la hoya de Castalla y su castillo, con Onil a los pies de su sierra y el Reconco.
A menos de cien metros de la cima vemos la terminación de la grieta o chimenea por la que también se accede al Despenayador. Es un paso muy angosto y vertical, pero carente de riesgo, puesto que se sube encajonado entre las paredes.
El Despenyador (1.261 m.) El rellano de la cima es amplio y un otero impresionante pese a los restos de bruma que nos impide ver el mar. La tupida alfombra de pinar del Paraje Protegido sacia nuestros ojos y se extiende hacia el Alcoiá.
Almorzamos junto a los acantilados disfrutando de las panorámicas. Luego, iniciamos el descenso hacia el norte, siguiendo el PR-CV144 y nos detenemos en un mirador, la última ventana hacia los abismos y la masa de pineda.
El descenso es rápido y por sendero ancho que luego llanea entre los pinos. Nada tienen que ver las miradas hacia atrás por este lado, solo vemos la abundancia de pinar que cubre por completo la recortada cresta de la cima.
En la parte llana, después de serpentear el camino, y antes de comenzar a subir hacia las Peñas del Soldado, tenemos que girar a la izquierda para tomar un sendero a media ladera sin bajar al inicio del barranco del Puntal.
El sendero pronto se acomoda y manteniendo la misma altitud discurre ligero. Pasamos por una conejera artesanal hecha con piedra seca. Es una curiosa construcción ahuecada en la que dejan varios orificios de madrigueras.
En algunos tramos el sendero parece empedrado como una calzada. Después cruzamos el barranco del Salto de la Mula que también tributa a la Rambla de Pusa y subimos un poco, pasando por delante de unos corrales.
Más adelante, en un cruce de caminos, debemos seguir recto, para luego hacer una curva abierta para esquivar unos bancales de almendros, todo ello teniendo al frente, la vista de varias construcciones antiguas o corrales.
Pasamos por alguna de ellas y cerca de un pozo, para posteriormente girar a la izquierda y pasar por delante de Villa Dolores, una gran casona que parece estar en uso aunque ahora no hay nadie. Tiene varios pinos que le dan sombra.
La gran mansión forma parte del conjunto de casas y corrales conocido como “Casa Castalla” que al parecer incluye una enorme extensión de terrenos de secano con almendros y antiguamente numeroso rebaño cabrío.
Ahora ya por camino de tierra ancho proseguimos para pasar muy cerca de otro arcaico conjunto de casas. Éstas adosadas y de diversas alturas conocida como la Casa de los Pinos, debido a tres grandes ejemplares que dan sombra a su porchada.
Seguidamente alcanzamos la cadena en el camino de esta mañana, donde se completa el círculo de la ruta, que cerramos unas decenas de metros después. Agradable ruta por caminos secundarios a uno de los oteros de la zona: el Despenyador.
RECORRIDO: CIRCULAR
AGUA POTABLE EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 13,1 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 05:15 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.261 M. (El Despenyador)
ALTURA MÍNIMA: 680 M. (Bco. Quinquilleras)
DESNIVEL POSITIVO: 671 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 696 M.
DIFICULTAD: MODERADA.
DIFICULTAD: MODERADA.
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