sábado, 5 de agosto de 2017

UN PASEO POR LAS CALAS Y PLAYAS DEL CAP DE L’HORTA

Limitado al noroeste de la bahía de Alicante, entre las playas de la Alfufereta y de San Juan, el Cabo de la Huerta recibe el nombre de la desaparecida huerta alicantina regada en gran parte por las aguas del río Monnegre que, tras la construcción del embalse de Tibi a finales del siglo XVI, permitió la ampliación de su riego basado en un sistema de acequias hasta zonas próximas como La Condomina. Pero antiguamente este cabo era conocido como l’Alcodre, procedente del árabe Al-Kodra “la verde”, etimología que daría paso al nombre actual. Geológicamente, el sustrato rocoso del Cabo de la Huerta está constituido por areniscas amarillentas depositadas hace unos 8 millones de años (Mioceno superior) en una plataforma continental marina de poca profundidad. Contienen fósiles de erizos y bivalvos, siendo muy frecuentes las trazas fósiles. Sobre estas areniscas miocenas, se observan localmente capas horizontales de micro conglomerados del Cuaternario que corresponden a una terraza marina considerada como “una playa fósil de hace 100.000 años”. El Cabo de la Huerta tienen una vegetación terrestre muy particular adaptada a las características del entorno, caso este el de la margarita de mar (Asteriscus  maritimus), la coronilla de hoja fina (Coronilla juncea). O el hinojo marino (Crithmum maritimum), destacando algunos endemismos de la provincia de Alicante como el Senecio auricula y, sobre todo, la siempreviva alicantina (Limonium furfuraceum). En cuanto a la vegetación marina, junto a la orilla o entre las rocas, fácilmente se detectan restos de Posidonia oceánica y de algunas algas. La Posidonia es un alga endémica del Mediterráneo y tiene una notable importancia ecológica ya que forma praderas submarinas, constituye la comunidad clímax del Mar Mediterráneo y ejerce una considerable labor en la protección de la línea de costa contra la erosión. Con respecto a la fauna, distinguimos especies de aves costeras o marinas como en cormorán grande (Phalacrocorax carbo), la gaviota de audouin (Larus audounli) y el charrán patinegro (Sterna sandvicensis). Además se puede observar la presencia de otras aves ligadas al agua como la garceta común (Egretta garzetta), el chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus), el vuelvepiedras común (Arenaria interpres) y el zarapito trinador (Numenius phaeopus). La presión urbanística de los últimos 30 años hizo que el cabo sufriera una importante transformación. No obstante y debido posiblemente a la orografía algunas zonas escaparon parcialmente a la urbanización preservando su valor medioambiental. Actualmente el Cabo de la Huerta cuenta con una microrreserva de flora en la Cala Cantalares y forma parte de los Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) de la Comunidad Valenciana propuestos en la Red Natura 2000 (Unión Europea), protegiendo las praderas de Posidonia oceánica y los fondos rocosos de gran calidad ambiental.
CÓMO LLEGAR: Por la A-7 dirección Alicante Salida en la nún. 6 Alicante Norte. Seguir hacia la N-332 para llegar a la Avinguda de les Nacions confluencia con la avenida de Holanda. Parada del TRAM Holanda. Se puede aparcar en los alrededores.
COMPONENTES: VICENTE, SUSI, PEPE Y TERE.
ITINERARIO: ESTACIÓN DEL TRAM HOLANDA / BULEVAR AVDA. DE LES NACIONS / BULEVAR VÍA PARQUE / PLAYA DE LA ALBUFERETA / PUERTO DEPORTIVO / PLAYA DE LA ALMADRABA / CALA DELS JUEUS / CALA CANTALARS / MICRORRESERVA / ACANTILADOS  / CALA PALMERA  / FAR Y CAP DE L’HORTA / BARRERA / PLAYA DE SANT JOAN / PASEO MARÍTIMO / AVDA. DE HOLANDA / ESTACIÓN DEL TRAM HOLANDA.

LA RUTA: El calor condiciona las rutas en estas fechas, indispensable que sean cortas, cercanas y por supuesto pateando playas. Hoy vamos al Cap de l’Horta. Nos dirigiremos por los bulevares hacia La Albufereta para bordear todo el cabo hasta la playa de Sant Joan.


Iniciamos desde la parada del TRAM de Holanda como referencia. Bajamos por los bulevares, entre los jardines de la Avinguda de les Nacions para luego girar a la derecha en ángulo recto por la Avinguda de la Goleta.


Seguimos entre los parterres y terrenos ajardinados de la Vía Parque hasta que comenzamos a ver el mar, y más a la derecha la serra Grossa y el Benacantil. Convergemos con la Albufereta y por unas escaleras bajamos a la playa.

Desde la playa de la Albufereta comenzamos nuestro recorrido por el litoral. Esta pequeña playa de arenas oscuras y tranquilas aguas fue una ensenada protegida de los vientos donde se ubicaba el puerto de la ciudad íbero-romana de Lucentum.


Apenas hay bañistas a estas horas y todo está en calma. Nos dirigimos hacia el Este por una pasarela de madera por la que giramos abandonando la playa. Continuamos sobre tarimas de madera agobiados por los edificios turísticos.


Damos nuevas miradas a la serra Grossa y al terminar la pasarela podemos acercarnos a las plataformas rocosas del litoral para contemplar las escasas estructuras romanas de la Albufereta, solo quedan las excavadas en la roca, la que se cree fue una antigua cisterna.

Poco después observamos tallado en la roca lo que se ha dado en llamar el vivero de peces, posiblemente cercano a una rica villa, que para sus banquetes, por medio de compuertas y canales mantenían vivos los peces para su consumo.


Tomamos como referencia una hilera de palmeras junto a los acosadores edificios para atravesar las instalaciones del puerto deportivo Club Náutico Costa Blanca, y proseguir siempre con poco espacio entre la costa y los muros.


Llegamos al centro de la playa de la Almadraba, nombre que proviene del árabe y cuyo significado “lugar donde se golpea o lucha” está vinculado al arte de la pesca del atún. Es un gran descampado de arena dura y casi siempre inundado por filtraciones de agua.


A continuación hay una pequeña arboleda compuesta por eucaliptos y pinos que formaban parte del desaparecido camping, seguimos por un murete con una hilera de palmeras hasta alcanzar los espigones construidos en los años 80 para un fallido puerto deportivo.  


Tenemos una buena perspectiva de la playa y la bahía de Alicante hacia el sur. Seguimos por un estrecho paso con exuberante vegetación junto al vallado de algunas construcciones, en paralelo a la costa que queda a nuestros pies.


Alcanzamos la cala dels Jueus (de los judíos), popularmente conocida como la Calita. Es una cala de reducido tamaño, apenas 200 metros de longitud, de arena oscura y roca en la que es frecuente encontrar restos de Posidonia depositados por el mar.


Es un bonito recodo que a unos metros tiene una pequeña lengua de rocas planas a modo de diminuta isla, que siempre está conquistada por bañistas que enarbolan sus sombrillas como estandartes. La rodeamos bajando al nivel del mar.


Nos dirigimos hacia la cala Cantalars, entramos en la parte más bonita de este litoral. Alternamos un recorrido entre sendas y tramos rocosos junto al mar hasta que enlazamos con un paseo pavimentado que nos deja a los pies de la micro reserva de flora.


Decidimos pasear sobre las plataformas rocosas, aquí se puede observar la vegetación típica de los acantilados costeros de poca altura, donde las plantas que crecen han desarrollado mecanismos de adaptación al ambiente o hálito marino.


En la parte alta hay una senda que toma como referencia los mojones que delimitan la costa, pero es más asequible seguir por las plataformas que nos llevan por un paisaje envolvente, resultado de la erosión sobre las rocas calcáreas.


En las plataformas adyacentes a la cala Palmera, fácilmente identificamos trazas fósiles y apreciamos el contraste de las superficies cubiertas de un manto formado por algas verdes (Chlorophyta) como la Ulva compressa.


Nos situamos bajo el faro de l’Horta, uno de los últimos habitados por fareros en la provincia de Alicante. Este faro de planta circular y volumen cilíndrico se levanta sobre los restos de la torre vigía de l’Alcodre, siglo XVI.


Descendemos hacia el extremo más oriental del cabo, dejando a nuestra espalda un pequeño acantilado, encontrando un lugar idóneo para observar la curiosa geomorfología de la zona, apreciando las hendiduras y barras de aspecto dentadas de la costa.

Desde este lugar tenemos una buena perspectiva de la playa de Sant Joan hacia El Campello, el día brumoso no nos deja percibir la zona montañosa del Cabeçó d’Or, Aitana y el Puig Campana. El camino termina al llegar a la playa de Sant Joan.


Caminamos un tramo incomodo por la arena, ya que la playa está atestada de gente y sombrillas, pero por una de sus pasarelas de madera conectamos con el paseo marítimo, mucho más ligero y acorde con nuestra vestimenta.


Por el paseo llegamos al cruce con la calle Holanda. Decidimos darnos un buen baño antes, y luego, cerrar la ruta en la estación del TRAM. Tras cambiarnos tomamos unas cervezas frescas y viandas en una terracita.

RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA POTABLE EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 10,1 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 03:10 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 21 M.
ALTURA MÍNIMA: NIVEL DEL MAR.
DESNIVEL POSITIVO: 112 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 97 M.
DIFICULTAD: BAJA.

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