sábado, 26 de agosto de 2017

EL PAS DEL SOLDAT, LA COVA DE SAN BERNARDO Y EL BARRANC DEL BÚHO

Al norte de la ciudad, y en sentido WSW-ENE se encuentra la Serra de Crevillent, un horst-anticlinal que representa el final del dominio subbético y que en su punto culminante, La Vella alcanza los 835 m. Aunque la altitud de la sierra es bastante modesta, ya que no supera los 750 m. de media, la sensación es de encontrarnos en cotas de mayor entidad, sus formas abruptas y sus escarpadas pendientes surcadas por innumerables barrancos y plagadas de fallas, mantos de corrimiento y afloramientos diapíricos le dan una gran complejidad tectónica y litológica, que ofrece un marcado contraste con la zona de piedemonte donde se asienta la ciudad, conformada por amplios glacis de suave pendiente que se constituyen como uno de los mejores ejemplos de este tipo de modelado de todo el sureste peninsular. Morfológicamente, el macizo central de la Serra de Crevillent se encuentra rodeado de grandes superficies triásicas formadas por margas abigarradas de vivos colores (verdes, rojos, amarillos), entre ellas se encuentran intercaladas importantes formaciones dolomíticas (Penya Negra) y calizas Tartonienses (El Castellar), la orografía junto a la poca resistencia de materiales blancos han formado un paisaje espectacular de crestones (Pic de les Moreres), estos tres lugares destacan por ser importantes asentamientos  ibéricos. Otros restos de antiguos poblamientos son el yacimiento de la Raya del Búho. Mención aparte merecen los barrancos que por contar con cierta humedad en el subsuelo suelen estar ampliamente colonizados por adelfas o baladres, tamarit, caña común, regaliz, etc. En el macizo de la Serra de Crevillent confluyen dos cuencas hidrográficas, mientras que las laderas occidentales son tributarias del río Segura, las laderas orientales confluyen en el Vinalopó. Los barrancos de mayor envergadura se sitúan en la ladera sur, entre ellos cabe destacar El Tollo, San Cayetano, Amorós, La Rambla y El Boch.
CÓMO LLEGAR: Por la N-340. Entrar a Crevillente por la calle junto al puesto de la Cruz Roja. Pasar por delante del ayuntamiento y por la bifurcación de la izquierda continuar hasta Els Pontets. Hay sitio donde aparcar junto a los arcos del acueducto y algunos huecos.
COMPONENTES: VICENTE Y PEPE
ITINERARIO: ELS PONTETS / VEREDA DEL HODÓN / CAMINO / POUET DE LA MEL /  SENDERO / DESVÍO AL PAS / PAS DEL SOLDAT / SALIDA DEL PAS / COVA DEL LLENTISCLE / CRUCE CON EL PR / COLLADO DEL PUNTAL / CRESTA / BAJADA / CORRAL / COLLA COLORÁ / DESVÍO A LA COVA / COVA DE SAN BERNARDO / SOBRE DE LA RAYA DEL  BÚHO / BARRANCO DEL BÚHO / SENDA / DERECHA / ENLACE DE REGRESO / ELS PONTETS.

LA RUTA: Hoy hemos llevado a cabo una idea que teníamos en mente hace tiempo. En una sierra tan pequeña y conocida como la de Crevillente hay dos sitios casi tabú para los senderistas: el Pas del Soldat y la Raya del búho.

Ya sabemos que la Raya del Búho es escalada y nosotros somos senderistas, y realmente no la vamos a subir. ¿Pero y si bajamos por el barranco de su izquierda? Entonces haríamos una circular subiendo por el Pas del Soldat y bajando por ese barranco.

Poca cosa hay descrita en las redes y menos aún en los Tracks publicados. La filosofía didáctica de los viejos montañeros está desapareciendo, lo de aprender para enseñar no mola. La mayoría cuelga sus rutas sin marcar puntos de referencia o una mínima descripción de lo realizado.

Hemos aprovechado dos retazos, sin Waypoints por supuesto, el primero para llegar al Pas del Soltat y el segundo, quizás realizado por algún escalador atajando camino para llegar de nuevo a la base de la Raya del Búho.


Antes de describir la ruta, advertimos que solo es apta para gente con técnica y experiencia, que guste de hacer cosas diferentes fuera de senderos y trazos. Que sepan medir el riesgo y su fortaleza para realizarla. Nuestra calificación es de MUY DIFICIL.

Iniciamos desde els Pontets, tomando la vereda del Hondón de la Nieves que linda con la rambla del Castelar, y que con tenue inclinación nos va elevando suavemente. Es temprano pero ya hay senderistas y runners en plena faena.

No tomamos ninguno de los PR que transitan por la rambla para llegar al Puntal de Matamoros, aunque patearemos algún trazo al regreso. Seguimos por el sinuoso camino admirando el Castellá Redó y las margas arcillosas donde predominan los colores rojizos.

Frontalmente ya distinguimos la Raya del Búho, estrecha y recta, y poco más a la izquierda, la otra brecha algo más ancha y menos inclinada que forma el inicio del barranco por el que tenemos la intención de bajar.

El camino hace una curva a la izquierda y sobre un montículo vemos unos de los antiguos chozos de piedra seca donde se cobijaban los pastores. Llegamos a una casa de campo donde hay una farola en una especie de pequeña rotonda.


Muy cerca tenemos el cruce de regreso, donde se cierra el circulo de la ruta. Tomamos otro camino a la derecha y luego otro a la izquierda, que comienza a subir por la vertiente del barranc de Amorós con vistas a el Campaná.


Poco después un mojón de piedras señala la bajada al Pouet de la Mel escondido en el fondo del barranco. Posteriormente, a unas decenas de metros, tenemos un desvío a la derecha balizado con un poste. Seguimos por el PR.


El sendero nos eleva con facilidad por la loma, regalándonos estupendas panorámicas pese a lo tapado del día. Por detrás, la gran mole del Campaná y su precioso collado que lo une a la Vella. Por delante, la gran brecha del Pas del Soldat.


Este sendero desemboca en la encrucijada de caminos del Pí del Alivi, pero hoy no llegaremos hasta él. La altura ensancha las miradas hacia el mar y la Vega Baja con Crevillente a nuestros pies, el Hondo y la sierra de Callosa.










Unos doscientos metros antes de llegar al Pí del Alivi giramos a la izquierda para atajar hacia la base del Pas del Soldat, no hay sendero claro pero sí algunos mojones que facilitan el avance hacia los grandes paredones.










Nos llama la atención en un hueco de la pared derecha, un marco de madera que contiene una pequeña imagen de la virgen del Carmen en bronce. En la primera mirada al interior de la brecha se ve ancha y despejada, con algo de vegetación.










Iniciamos el paso y todo cambia, pronto se van estrechando las paredes y la espesura de la vegetación estrangula el acceso hacia arriba. Al principio es más accesible por la derecha, hasta que se emboza y tenemos que alternar.










Todo se complica un poco cuando tenemos que seguir subiendo, necesitamos los bastones para apoyarnos y también las manos para asirnos en las pequeñas trepadas. La vegetación se vuelve exuberante.


A veces resulta embarazoso agacharnos para pasar por debajo de las ramas, que izarnos por las grades rocas, hay hasta un algarrobo de mediano tamaño,  la dificultad en sí, es que no hay otro paso y hay que seguir adelante.











En los descansillos obtenemos grandes miradas desde el interior de la brecha y en algunos pasos entre vegetación, tenemos que cerrar los ojos y la boca para no tragarnos las pequeñas hordas de insectos que hay en los sitios húmedos.


Más arriba, la vegetación se va aclarando y entra más luminosidad, emprendemos las últimas trepaditas que nos hacen estirarnos y salimos a la parte alta, sobre una descampada loma a medio camino entre la Vella y el Puntal.










Nos asomamos a la brecha por donde hemos subido y, GPS en mano campo a través, localizamos la Cova del Llentiscle, es un pequeño agujero rodeado de lentisco, de ahí su nombre, si no se sabe su ubicación es difícil de encontrar.


Sin sendero, nos ladeamos hacia la izquierda de loma en loma, procurando no bajar y en dirección al Puntal que queda a nuestra derecha. Pronto detenemos a la vista el sendero PR que viene de la Vella al Puntal, y que tomamos en un cruce balizado.


Cómodamente nos deslizamos hasta el colladito del Puntal, y de frente, seguimos subiendo buscando su cresta entre los pinos. Tenemos la suerte de contemplar un pequeño mar de nubes que marca una preciosa línea en el horizonte.


Trasteamos por la cresta admirando el paisaje y asomándonos por las ventanas rocosas. Buscamos un sitio resguardado para reponer fuerzas, para luego, apenas unos metros después, iniciar una fuerte bajada por la derecha,


Apenas hay algún mojón que indique el trazo. Es un sendero muy descarnado y de gran inclinación, donde tenemos que estar muy atentos a los resbalones.  En la parte baja se reafirma entre yertos bancales de almendros secos.


Alcanzamos un pequeño corral del que solo queda su recinto y su cueva. Proseguimos en suave descenso hasta la Colla Colorá. En la loma vamos girando a la derecha sin apenas perder altura, buscamos la ubicación de otra cueva que traemos marcada.


La vemos a nuestros pies al inicio del barranco, es un corto trayecto de ida y vuelta. La cueva de San Bernardo, así se la conoce desde el año 2012 en que fue bendecida. El Centre Excursionista de Crevillent trajo una placa metálica pintada con la imagen del santo, patrón de los montañeros.


La placa está custodiada en una pequeña oquedad enrejada. La cueva no es muy grande pero la mantienen muy limpia y ha dejado unos felpudos para sentarse y descansar antes de seguir la ruta. Retornamos al sendero.


El trazado continua descendiendo suavemente hasta que nos desviamos a la izquierda, para situarnos justo arriba de la Raya del Búho y su barranco. El cortado es impresionante y no tenemos nada claro como hincarle el diente.


Nos acercamos lo máximo al precipicio para valorar la situación que parece ser factible, pero nos queda un ángulo tapado que no vemos si habrá algún paredón. Decidimos iniciar por la izquierda con mucha precaución.


Esta parte parece más escalonada y con pasos accesibles, tenemos que llegar a un punto en donde comenzaremos a girar hacia la derecha, que es donde no tenemos visión. Las paredes de escalada son extraordinarias y verticales.


Nuestras visiones son laterales y de la raya del Búho, en la distancia, solo vemos su grieta vertical. Antes de empezar a girar, sin llegar al lecho del barranco, encontramos unas trazas de sendero que nos alivian toda la tensión.


Las trazas van y vienen pero nos ayudan a voltear el espolón, dejándonos a la vista el ángulo oculto y un sendero firme en sus cercanías. Debe ser el que utilizan los escaladores para llegar a la base de la Raya del Búho.

La tensión se disipa y los cuádriceps se relajan. Objetivo conseguido. La senda describe una cerrada curva para salir del barranco y después seguimos por otro sendero a la derecha. Estamos frente a la rambla del Castelar.

Comentando la bajada nos pasamos un desvío por la rambla y seguimos por el sendero, al fin y al cabo es casi lo mismo. El sendero llega a la valla de una casa de campo que pasamos lateralmente para enlazar con el camino de esta mañana.

Hemos cerrado el círculo de la ruta y por la Vereda del Hondón de las Nieves regresamos hasta el aparcamiento en els Pontets. Ha sido una ruta intensa descubriendo lugares que nos eran desconocidos. Aconsejo realizarla en fechas menos calurosas.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA POTABLE EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 10,1 KM
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 05:00 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 785 (Cresta del Puntal)
ALTURA MÍNIMA: 191 M. (Els Pontets)
DESNIVEL POSITIVO: 666 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 648 M.
DIFICULTAD: MUY DIFÍCIL

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