La Sierra del Maigmó es una formación montañosa del
interior de la provincia de Alicante, (España).
Tiene una altitud máxima de 1.296 m. en el pico del mismo nombre. Pocas cumbres
le hacen sombra por la zona donde se alza este coloso, en el
corazón del Paraje Natural del Macizo del Maigmó, siendo su visión omnipresente
desde toda la Huerta de
Alicante. Separa las comarcas del Medio
Vinalopó, al oeste, y de la Hoya de
Castalla, al este. Se encuentra entre los términos municipales de Tibi, Castalla, Agost y Petrel, lindando en su cumbre los tres términos
municipales. Bien repleta de frondosos bosques de pinos y carrascas, a sus pies
se encuentra el embalse de Tibi, en el río Monnegre,
considerado el más antiguo de Europa en funcionamiento, mandado construir por el mismo Felipe II a finales del siglo XVI.
Por sus laderas
discurre la Vía Verde del Maigmo, que utiliza el antiguo trazado de la vía del tren Agost-Alcoy que nunca llegó
a estar operativo, y que en los años veinte del siglo pasado afrontaron el reto
de la construcción de un ferrocarril en una orografía casi maldita, tendiendo
espectaculares viaductos y calando las sierras con larguísimas galerías
abiertas hoy a nuestro paso para disfrutar de una aventura por estas tierras. Tiene
una longitud de 22 Km, con un desnivel de 400 m y un firme perfectamente
acondicionado y señalizado para la circulación de bicicletas y caminantes.
Cuenta con 6 túneles y 2 viaductos, que le dan mayor encanto.
CÓMO LLEGAR: Autovía A-31 hacia Elda, salida 268 MONFORTE
DEL CID/AGOST, seguir por la carretera CV-825 hasta Agost, por el centro
del pueblo al Palomaret y Vía Verde. Aparcar cerca del túnel de la Vía Verde y
antes de cruzar el puente.
ITINERARIO:
TÚNEL VÍA VERDE / CAMINO A LA IZQUIERDA DEL TÚNEL / RAMBLA DE LA ZARZA / CASA
DEL ESTRET / CRUCE CAMI DEL CATÍ / EL ESTRET / PRIMER CAMINO A LA DERECHA /
POZO BARRANC DE L’EXÁU / BARRANCO DEL LAND ROVER / PISTA DE L’EXÁU / SENDA A LA
DERECHA MARCADA CON HITOS / CORDAL DEL MAIGMÓ / LOMAS CARA SUR / CIMA DEL
MAIGMÓ / REGRESO POR LA MISMA RUTA.
COMPONENTES:
VICENTE Y PATRO.
LA RUTA: La primera después del regreso de Pirineos. Todavía hace calor, pero hay que ir retomando nuestras excursiones sabatinas. La mitad del equipo no está disponible aunque se irán incorporando paulatinamente. Durante este mes elegiremos rutas cercanas de nivel moderado y a ser posible que no estén descritas en el Blog. La última vez que realizamos esta ruta hace más de tres años.
Iniciamos en la curva que describe la pista asfaltada que va de Agost al Palomaret, justo antes del túnel de la Vía Verde y el puente. Tomamos un camino que nace enfrente, dejando a la derecha el túnel y teniendo a la izquierda el cauce de la Rambla de la Zarza. Vamos pegados a las paredes hasta que poco a poco se convierte en sendero.
El día está nublado y hay muchas posibilidades de que caigan algunas gotas. Vemos el erosionado cauce seco de la rambla que forma algunas cavidades y la sierra del Cantalar. Luego el sendero vuelve a ser camino y por la derecha nos separa del cauce.
Salimos a una especie de explanada donde hay un cruce de varios caminos. Tenemos una buena vista de la Silla y El Cid, también nuestro objetivo de hoy: el Maigmó. Un poco más a la derecha podemos ver un poste con paletas informativas del SL-CV 143, del que no haremos caso, continuamos de frente por la izquierda.
El camino nos desciende un poco en dirección de nuevo a la rambla; por la izquierda dejamos atrás un pequeño chalet de campo y en seguida tenemos otro algo mayor a la derecha, de aspecto muy cuidado y con dos curiosas esculturas metálicas. Una representa a un senderista con sombrero, mochila, bastón y su perro y la otra a un hermoso asno blanco de tamaño natural. Es la Casa del Estret.
Dejamos atrás la casa para introducirnos en el cauce de la Rambla de la Zarza por el que transitamos con facilidad. Hay varios rastros de senda pero todos siguen el mismo curso. Se unen a nosotros las marcas blancas y verdes del SL-CV 143 que seguiremos durante un tramo. Luego, guiados por ellas, saldremos de la rambla por la derecha para salvar un pequeño salto y volveremos a entrar en el cauce, dejando el sendero de las marcas elevándose por la derecha.
Poco después, el cauce se amplía teniendo a la vista la casa en ruinas de la rambla y por detrás avistamos el Estret, comenzamos a elevarnos suavemente por una especie de rampa pedregosa que se va convirtiendo en camino y nos saca de la rambla haciendo una curva muy cerrada izquierda-derecha, para conectar con la pista de tierra del Camí del Catí, con marcas de PR.
Proseguimos por la derecha en tibio desnivel ascendente donde el camino serpentea haciendo varias curvas hasta llegar al Estret. Como su nombre indica, es un estrecho portillo flanqueado por dos altos farallones rocosos, donde el cauce de la rambla adquiere mayor profundidad. En días de lluvias torrenciales, el descenso del agua debe ser pavoroso.
En el otro lado, el camino continúa serpenteando y volvemos a estar al nivel del cauce de la rambla. Más adelante dejaremos la pista de tierra por el primer camino que sale a la derecha, en el tronco de un pino veremos dos marcas horizontales de color rojo. Entramos en uno de los dos ramales que forman el Barranco de L’Exáu, éste, es conocido por los ciclistas como el “barranco del Land Rover”.
Es un estrecho barranco con variada vegetación y algunos pinos en su cauce, por el que se transita en leve ascenso con mucha comodidad, puesto que no hay irregularidades en su piso. A unos quinientos metros veremos una tubería que apoyada en una viga de cemento cruza de parte a parte el cauce del barranco. Por la izquierda, debajo de ella, tomaremos una estrecha senda que nos eleva a la parte alta. Enseguida veremos la torre metálica de una molineta para la extracción de agua de un pozo.
Pasamos por debajo de ella para llegar a una pequeña balsa donde acumulan el agua extraída del pozo. Es un lugar escondido y silencioso, por lo que al oírnos las numerosas ranas comienzan a saltar desde sus trampolines al agua. Y aunque no os lo creáis, en el agua, ¡hay peces de colores! Sí, en plena montaña, peces de colores. El agua debe ser de buena calidad, también hay un bonito madroño y una zarzamora con maduros frutos negros. Regresamos al cauce del barranco.
El lecho del barranco se convierte prácticamente en un sendero con abundante foresta. En un recodo hay un pino con una extraña forma curvada en su tronco. Seguimos avanzando hasta llegar al famoso Land Rover, que destrozado y saqueado, permanece a un lado del cauce desde hace muchos años. Supongo que cuando llegó, de la manera que llegara, el camino estaría más expedito.
Continuamos hasta una minúscula represa, donde el sendero sale del cauce superando una pequeña rampa, y conecta con la pista de tierra que sube hasta el Collado de l’Exáu. Aunque hay alguna flecha pintada, al salir del cauce podemos despistarnos. Debemos continuar por la derecha.
Seguimos subiendo por la ancha pista hasta la segunda revuelta en la que veremos, a la derecha dos mojones de piedras que marcan el inicio de una senda. Comienza la parte más dura de esta ruta, en un corto y vertical recorrido tenemos que superar unos trescientos metros de desnivel.
La senda no es muy estable por lo que los bastones son de gran ayuda. Alcanzamos altura con rapidez, y en los tramos que tomamos algún respiro aprovechamos para hacer fotos al entorno, a la izquierda tenemos el collado de l’Exau, entre el Maigmonet y el Maigmó; el Alt de Guixop con la caseta de vigilancia, y hacia atrás, la mole de la Silla.
El último trecho requiere un esfuerzo final hasta alcanzar el cordal de la sierra, donde tenemos vistas de la vertiente sur que el nublado día no nos dejar disfrutar, así que, insistimos con la zona norte, con sus grandes paredes deterioradas formando cavidades y una visión singular y distinta de la cumbre del Maigmó.
Caminamos por el cordal entre las dos vertientes, para poco después separarnos un poco a la derecha, prosiguiendo el sendero, que sin dejar de subir pero con desniveles más dóciles, nos conduce hacia unas onduladas lomas que vamos superando.
La perspectiva cambiante de la cima de la montaña, con sus grandes y erosionados peñascos, hace volar nuestra imaginación. En un momento dado nos parece estar viendo la lucha entre dos gigantescos galápagos con sus alargados cuellos y enormes caparazones. Hacia atrás, tenemos una vista completa de la Silla y El Cid.
Superamos la última loma y la senda vira a la izquierda para acercarnos a las paredes de la ante cima. Ahora la ilusión nos hace ver un grandioso saurio con una dentada cresta sobre su alargado lomo. A pie de las rocas oímos voces de gente que está en la cumbre.
A pocos metros de la cima conectamos con la senda que sube desde el Balcón de Alicante, nos elevamos sobre las redondeadas rocas, con un pequeño salto salvamos la separación entre dos de ellas y estamos en el punto geodésico de la cumbre del Maigmó (1.296 m.). Comienza a llover y vienen fuertes rachas de aire. No nos fiamos de apoyar la cámara y hacemos la foto por separado. Regresamos a la senda de subida buscando protección del aire y la lluvia. Junto a las paredes encontramos un sitio para el almuerzo.
Para iniciar el regreso tenemos que recurrir a los chubasqueros, el cielo está más cerrado y no cesa la fina lluvia, que con las dos horas que hay de bajada acabaríamos calados hasta los huesos. El descenso es rápido, con el agradable olor a tierra mojada, con los arbustos y pinos más limpios. La lluvia no afecta la senda puesto que el agua es absorbida apenas toca el suelo.
LA RUTA: La primera después del regreso de Pirineos. Todavía hace calor, pero hay que ir retomando nuestras excursiones sabatinas. La mitad del equipo no está disponible aunque se irán incorporando paulatinamente. Durante este mes elegiremos rutas cercanas de nivel moderado y a ser posible que no estén descritas en el Blog. La última vez que realizamos esta ruta hace más de tres años.
Iniciamos en la curva que describe la pista asfaltada que va de Agost al Palomaret, justo antes del túnel de la Vía Verde y el puente. Tomamos un camino que nace enfrente, dejando a la derecha el túnel y teniendo a la izquierda el cauce de la Rambla de la Zarza. Vamos pegados a las paredes hasta que poco a poco se convierte en sendero.
El día está nublado y hay muchas posibilidades de que caigan algunas gotas. Vemos el erosionado cauce seco de la rambla que forma algunas cavidades y la sierra del Cantalar. Luego el sendero vuelve a ser camino y por la derecha nos separa del cauce.
Salimos a una especie de explanada donde hay un cruce de varios caminos. Tenemos una buena vista de la Silla y El Cid, también nuestro objetivo de hoy: el Maigmó. Un poco más a la derecha podemos ver un poste con paletas informativas del SL-CV 143, del que no haremos caso, continuamos de frente por la izquierda.
El camino nos desciende un poco en dirección de nuevo a la rambla; por la izquierda dejamos atrás un pequeño chalet de campo y en seguida tenemos otro algo mayor a la derecha, de aspecto muy cuidado y con dos curiosas esculturas metálicas. Una representa a un senderista con sombrero, mochila, bastón y su perro y la otra a un hermoso asno blanco de tamaño natural. Es la Casa del Estret.
Dejamos atrás la casa para introducirnos en el cauce de la Rambla de la Zarza por el que transitamos con facilidad. Hay varios rastros de senda pero todos siguen el mismo curso. Se unen a nosotros las marcas blancas y verdes del SL-CV 143 que seguiremos durante un tramo. Luego, guiados por ellas, saldremos de la rambla por la derecha para salvar un pequeño salto y volveremos a entrar en el cauce, dejando el sendero de las marcas elevándose por la derecha.
Poco después, el cauce se amplía teniendo a la vista la casa en ruinas de la rambla y por detrás avistamos el Estret, comenzamos a elevarnos suavemente por una especie de rampa pedregosa que se va convirtiendo en camino y nos saca de la rambla haciendo una curva muy cerrada izquierda-derecha, para conectar con la pista de tierra del Camí del Catí, con marcas de PR.
Proseguimos por la derecha en tibio desnivel ascendente donde el camino serpentea haciendo varias curvas hasta llegar al Estret. Como su nombre indica, es un estrecho portillo flanqueado por dos altos farallones rocosos, donde el cauce de la rambla adquiere mayor profundidad. En días de lluvias torrenciales, el descenso del agua debe ser pavoroso.
En el otro lado, el camino continúa serpenteando y volvemos a estar al nivel del cauce de la rambla. Más adelante dejaremos la pista de tierra por el primer camino que sale a la derecha, en el tronco de un pino veremos dos marcas horizontales de color rojo. Entramos en uno de los dos ramales que forman el Barranco de L’Exáu, éste, es conocido por los ciclistas como el “barranco del Land Rover”.
Es un estrecho barranco con variada vegetación y algunos pinos en su cauce, por el que se transita en leve ascenso con mucha comodidad, puesto que no hay irregularidades en su piso. A unos quinientos metros veremos una tubería que apoyada en una viga de cemento cruza de parte a parte el cauce del barranco. Por la izquierda, debajo de ella, tomaremos una estrecha senda que nos eleva a la parte alta. Enseguida veremos la torre metálica de una molineta para la extracción de agua de un pozo.
Pasamos por debajo de ella para llegar a una pequeña balsa donde acumulan el agua extraída del pozo. Es un lugar escondido y silencioso, por lo que al oírnos las numerosas ranas comienzan a saltar desde sus trampolines al agua. Y aunque no os lo creáis, en el agua, ¡hay peces de colores! Sí, en plena montaña, peces de colores. El agua debe ser de buena calidad, también hay un bonito madroño y una zarzamora con maduros frutos negros. Regresamos al cauce del barranco.
El lecho del barranco se convierte prácticamente en un sendero con abundante foresta. En un recodo hay un pino con una extraña forma curvada en su tronco. Seguimos avanzando hasta llegar al famoso Land Rover, que destrozado y saqueado, permanece a un lado del cauce desde hace muchos años. Supongo que cuando llegó, de la manera que llegara, el camino estaría más expedito.
Continuamos hasta una minúscula represa, donde el sendero sale del cauce superando una pequeña rampa, y conecta con la pista de tierra que sube hasta el Collado de l’Exáu. Aunque hay alguna flecha pintada, al salir del cauce podemos despistarnos. Debemos continuar por la derecha.
Seguimos subiendo por la ancha pista hasta la segunda revuelta en la que veremos, a la derecha dos mojones de piedras que marcan el inicio de una senda. Comienza la parte más dura de esta ruta, en un corto y vertical recorrido tenemos que superar unos trescientos metros de desnivel.
La senda no es muy estable por lo que los bastones son de gran ayuda. Alcanzamos altura con rapidez, y en los tramos que tomamos algún respiro aprovechamos para hacer fotos al entorno, a la izquierda tenemos el collado de l’Exau, entre el Maigmonet y el Maigmó; el Alt de Guixop con la caseta de vigilancia, y hacia atrás, la mole de la Silla.
El último trecho requiere un esfuerzo final hasta alcanzar el cordal de la sierra, donde tenemos vistas de la vertiente sur que el nublado día no nos dejar disfrutar, así que, insistimos con la zona norte, con sus grandes paredes deterioradas formando cavidades y una visión singular y distinta de la cumbre del Maigmó.
Caminamos por el cordal entre las dos vertientes, para poco después separarnos un poco a la derecha, prosiguiendo el sendero, que sin dejar de subir pero con desniveles más dóciles, nos conduce hacia unas onduladas lomas que vamos superando.
La perspectiva cambiante de la cima de la montaña, con sus grandes y erosionados peñascos, hace volar nuestra imaginación. En un momento dado nos parece estar viendo la lucha entre dos gigantescos galápagos con sus alargados cuellos y enormes caparazones. Hacia atrás, tenemos una vista completa de la Silla y El Cid.
Superamos la última loma y la senda vira a la izquierda para acercarnos a las paredes de la ante cima. Ahora la ilusión nos hace ver un grandioso saurio con una dentada cresta sobre su alargado lomo. A pie de las rocas oímos voces de gente que está en la cumbre.
A pocos metros de la cima conectamos con la senda que sube desde el Balcón de Alicante, nos elevamos sobre las redondeadas rocas, con un pequeño salto salvamos la separación entre dos de ellas y estamos en el punto geodésico de la cumbre del Maigmó (1.296 m.). Comienza a llover y vienen fuertes rachas de aire. No nos fiamos de apoyar la cámara y hacemos la foto por separado. Regresamos a la senda de subida buscando protección del aire y la lluvia. Junto a las paredes encontramos un sitio para el almuerzo.
Para iniciar el regreso tenemos que recurrir a los chubasqueros, el cielo está más cerrado y no cesa la fina lluvia, que con las dos horas que hay de bajada acabaríamos calados hasta los huesos. El descenso es rápido, con el agradable olor a tierra mojada, con los arbustos y pinos más limpios. La lluvia no afecta la senda puesto que el agua es absorbida apenas toca el suelo.
Extremamos un poco
las precauciones al llegar al cordal de la sierra y comenzar a deshacer el
fuerte desnivel de los trescientos metros que antes hemos subido, hasta que
llegamos a la pista de tierra del collado de l’Exáu. Entramos en la comodidad del
barranco mucho más protegidos, pero la lluvia no cesa. A ratos nos quitamos la
capucha pero la tenemos que volver a colocar. Alcanzamos el Estret y entramos
en la Rambla de la Zarza sin problemas de agua, para poco después plantarnos en
el inicio de la ruta. Sigue chispeando y nos cambiamos de ropa en la cercana
boca del túnel. Ha sido una bonita excursión amenizada por la refrescante lluvia.
AGUA EN RUTA:
NO.
DISTANCIA: 11
KM.
TIEMPO: 04:30
HORAS.
ALTURA MÁXIMA:
1.296 M. (Cima del Maigmó)
ALTURA MÍNIMA:
510 M. (Vía Verde)
DESNIVEL
POSITIVO: 891 M.
DESNIVEL
NEGATIVO: 904 M.
DIFICULTAD:
MODERADA.
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