ITINERARIO:
REFUGIO DE RESPOMUSO / CAMPOPLANO / COLLADO DE LA PEIRA DE SAN MARTÍN / COL DE
CAMBALÉS / LACS DE CAMBALÉS / TURON DE LA CROUTZ / REFUGIO MARCADAU-WALLON
LA RUTA: Buen desayuno a la hora prevista, y comentarios sobre la serenata nocturna de ronquidos. Yo estoy seguro de que he roncado, pero hay gente que se han marcado unas arias y duetos espectaculares, he descansado pero dormido poco.
A la puerta del refugio hay mucha actividad preparando mochilas y calzando botas, yo adelanté algunas tareas anoche y estoy preparado. Hay gente que ya ha comenzado a caminar. Este refugio es el inicio o final de muchas rutas.
En nuestra ruta de hoy no haremos el camino tradicional por el Collado de la Gran Facha, sino que iremos por el Col de Cambalés y sus lagos. El recorrido es algo más largo y solitario pero de gran belleza según Javier. No podremos seguirla con el GPS, así que la marcaremos como nueva.
Comenzamos por detrás del refugio, buscando la senda que nos vaya elevando hasta el Collado de San Martín. Vemos un grupo de tres que abren camino, sin embargo, antes les hemos escuchado decir que se iban por la Gran Facha.
La senda es muy clara y definida. Pronto dejamos atrás las instalaciones del depósito de agua que surte al refugio y nos eleva con facilidad girando a la izquierda. Poco después tenemos un bonita vista del embalse con sus aguas reposadas a esta horas.
Las vistas a las grandes cumbres son espléndidas, a nuestra izquierda el Pico Cristales (2.889 m.), por la derecha el enorme cono de la Gran Facha (3.005 m.) y el Ibón de Campoplano, situado a continuación del Embalse de Respomuso.
Descendemos un poco hacia la herbosa pradera de Campoplano atravesada por varios torrentes y riachuelos que tributan sus aguas al Ibón. Hay varias tiendas acampadas y algo de rebaño esparcido.
Una vez cruzado el llano, la senda vira a la izquierda para comenzar la subida al collado. En varias lazadas nos va elevando con facilidad y tenemos una bucólica panorámica de la pradera de Campoplano surcada por las caprichosas formas onduladas de los meandros que llegan hasta el Ibón.
Un esfuerzo más y coronamos el Collado de la Peira de San Martín (2.295 m.). El terreno herboso ha dado paso a un canchal de enormes piedras y rocas. Entramos en zona francesa y tenemos un desvío balizado a la derecha.
Comenzamos el oblicuo ascenso por la pedregosa ladera. Javier se retrasa un poco para hablar con el indeciso grupo de tres que nos sigue a cierta distancia. Al final retroceden para irse por el Collado de la Gran Facha. Vaya empecinamiento.
Pasamos al otro lado del valle y conectamos con la HRP, Alta Ruta Pirenaica francesa que esta marcada con un cuadro de 15X15 centímetros de color blanco atravesada por el centro en horizontal por una franja roja.
Nos elevamos con facilidad entre las hermosas paredes ganando altura, abajo se queda un pequeño lago y enfrente la fascinante y agreste verticalidad de los picos que componen esta muralla montañosa.
Con unas zetas superamos la empinada torrentera final y culminamos el estrecho Col de Cambalés (2.706 m.) máxima altura de esta jornada. El Pic del mismo nombre, se encuentra detrás de estas paredes con sus 2.965 m. y en la vertiente que ahora dejamos, la bonita mole del Peyregnets de Cambalés (2.822 m.).
Aprovechamos para tomar un respiro aliñado con frutos secos, chocolate, geles y barritas energéticas mientras contemplamos los escalonados lagos de Cambalés entre las pedregosas laderas por las que vamos a transitar.
Pese al caos de grandes piedras y bloques la senda es evidente, y guiados por los mojones vamos descendiendo pegados a las verticales paredes de la izquierda. Mirando hacia atrás vemos asomarse el Pic de Cambalés.
La pedregosa y casi horizontal senda nos conduce rodeando las laderas de este pequeño circo. Sus erosionadas paredes con huellas glaciares sobrecogen. En invierno cubiertas de hielo y nieve, los derrumbamientos quedan tapados hasta la llegada del deshielo en que vuelven a ser indudables y de mayor envergadura.
Poco a poco nos vamos acercando a los lagos, los primeros son pequeños como cubetas, escalonados y conectados entre sí, de forma que el siguiente siempre es más grande y más extenso, alguno todavía conserva un nevero. El terreno se vuelve más llano y la senda discurre entre sus orillas.
Mirando hacia atrás impresiona el desnivel que hemos descendido; hacia adelante el valle se abre y al fondo ya vemos majestuosa, la mole impresionante en forma de dientes de sierra del conjunto de picos del Vignemale.
Seguimos descendiendo cerca de bonitas cascadas y al final del valle distinguimos la senda que viene del Collado de la Facha y que un poco antes de llegar al Refugio de Marcadau-Wallon se unirá a la nuestra.
Progresivamente el terreno se torna más herboso. Ejemplares de pino negro comienzan a salpicar el paisaje y a la sombra de dos de ellos, entre un hilillo de de agua que corre, nos sentamos a comer y reponernos.
Continuamos descendiendo, la senda bordea la ladera por la izquierda y nos introduce en el boque de pino negro. Los ejemplares aumentan de tamaño, algunos de ellos son colosales. También, aludes, rayos y nevadas han derribado varios, quedando como estandartes o tocones de retorcidos y quebrados troncos.
Abajo queda una ermita de un feo estilo pirenaico francés y por la afluencia de gente en los alrededores se intuye que el refugio se encuentra cerca.
Efectivamente. En otro recodo, en el fondo del valle y en terreno más plano tenemos el Refugio de Marcadau-Wallon (1.865 m.) Es grande y situado en un entorno espectacular. A unos cien metros discurren tranquilas las aguas del Rio Marcadau, formando algunas pozas aptas para el baño.
Nos inscribimos y se confirman algunos temores: No hay duchas, solo un grifo de agua potable y a la pregunta de donde está el wáter nos dicen que es lo más grande que tienen, señalando por la ventana el campo abierto. A las protestas de Chus, indican que en el segundo comedor al final del pasillo hay uno.
Hace una tarde espléndida. Lourdes y Julián están fuertes y van a continuar ida y vuelta, hacia el Pont de Espagne. El resto tomamos posesión de nuestros aposentos en la planta noble. Habitación no muy grande con poca ventilación, me temo otra noche en blanco con las bajadas y subidas de la gente al cuarto de baño.
Cerveza en mano nos vamos a la herbosa ribera del río bajo la sombra de los pinos. El agua está fría del carajo. Poco a poco el cuerpo se acostumbra y logro sentarme a unos cincuenta centímetros de profundidad. Me enjabono y hago mis abluciones. Quedo como nuevo. Tumbado sobre la hierba, no duermo pero si me relajo.
Vuelven Lourdes y Julián. Comienza a refrescar y subo a quitarme el bañador, ponerme ropa y preparar la mochila para mañana. Mientras, llega la hora de la cena, en terreno francés es a las siete. Baja la calidad. Sopa de verduras y hierbas, con algunas ramitas leñosas trituradas. Pasta parecida a la fideuá a las finas hierbas. Hay que comer, tenemos que reponernos.
Después, reposamos y hacemos tiempo hasta la hora de dormir charlando junto a un hermoso pino negro, casi abatido por los vientos, casi en posición horizontal que ha soportado el paso del tiempo y ahora nuestro peso.
RECORRIDO: LINEAL.
AGUA EN RUTA:
SI. En estas fechas hay que traer pastillas potabilizadoras para las zonas de
ganado y aguas estancadas.
DISTANCIA:
11,360 KM.
TIEMPO: 05:47
HORAS.
ALTURA MÁXIMA:
2.706 M. (Col de Cambalés)
ALTURA MINIMA:
1.865 M (Refugio de Marcadau-Wallon)
DESNIVEL
POSITIVO: 1.047 M.
DESNIVEL
NEGATIVO: 1.190 M.
DIFICUALTAD:
ALTA.
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