Posted by : Vaig a Peu sábado, 24 de enero de 2015

Durante la Prehistoria y la Antigüedad, la ocupación humana de las tierras que circundan la Serrella está documentada por los estudios arqueológicos. Testimonios de este pasado remoto son los hallazgos paleolíticos y neolíticos localizados en las Cuevas de Santa María (Castell de Castells), los restos neolíticos recuperados en la Penya Roja de Quatretondeta, así como numerosos abrigos que conservan manifestaciones de arte rupestre neolítico, entre los cuales  cabe comentar: el Barranc de Frainós (Alcoleja), con motivos pictóricos de los estilos levantinos y esquemáticos; el Barranc de Famorca (Castell de Castells), el cual conserva pinturas macroesquemáticas y esquemáticas. El poblamiento durante la Época Ibérica y la Romanización observa un patrón de asentamiento relacionado con la explotación económica del entorno, el control y la defensa del territorio. La Vall de Seta, por su condición de corredor natural, registra una densidad elevada de yacimientos Ibéricos: el Pitxócol, el Collado del Surdo y la Costurera (Balones), y otros puntos de Benimassot y Tollos. El origen histórico de estos núcleos urbanos es el resultado de la evolución de antiguas alquerías y aldeas que durante los siglos X al XII concentraban comunidades campesinas islámicas instaladas en estos valles, las cuales dependían de la jurisdicción de algunos castillos o fortificaciones militares: el Castell de Seta (En la partida d Costurera, en el término de Balones), el Castell de Xeroles (localizado en el cim del Pla de la Casa, del cual se identifican escasos restos construidos y testimonios de cerámica de los siglos XI y XII), el Castell de Serrella (Castell de Castells) y el Castell de Confrides sobre unos de los estribos septentrionales de la sierra de Aitana). La conquista feudal de estos territorios, a partir del año 1250, fue consolidando con el tiempo la colonización de los municipios por parte de los pobladores cristianos, y entonces las poblaciones mudéjares fueron quedando relegadas y sometidas a los nuevos propietarios de las tierras y a los señores cristianos, hasta que los moriscos fueron expulsados a comienzos del siglo XVII. Tradicionalmente, la actividad económica de los pueblos de estos valles a dependido de la agricultura de secano (cereales, olivos, almendros, viñas y frutales), aunque en los últimos años un sector de la población ha orientado su actividad profesional hacia el sector servicios y a la creciente demanda del turismo rural. No obstante, el éxodo de los habitantes de estos pueblos hacia los núcleos industriales y las poblaciones costeras, es el hecho responsable del considerable descenso de la población de estos valles. La cual presenta al día de hoy densidades demográficas muy bajas, con una media que no supera los 250 habitantes por municipio.
CÓMO LLEGAR: Por la A-7 dirección Valencia, salida en la nº 691 rotonda de San Vicente del Raspeig, dirección Alcoy por la A-7. Después de los túneles de la Font Roja, Salida en la nº 449 a BENILLOBA, continuar por la CV-70 a Benilloba y seguir hasta Benasau. Aparcar en el cementerio, junto al depósito de agua.
ITINERARIO: CEMENTERIO / CRUCE IZQ. / PASO ROCAS / MORRO SERRELLA / RECINGLE ALT / SENDA DCHA. / PENYA L’HEURA / COLLADO BORRELL / ARRIBA RUNAR / PLA DE LA CASA / BAJADA / COLLADO BORRELL / CAMINO / DEJAR CAMINO / CEMENTERIO.
COMPONENTES: VICENTE, PATRO Y RICARDO.

LA RUTA: Seguimos buscando nieve. A primeros de semana nevó un poco en las cumbres de la provincia y con el frío que ha hecho el resto de días hay muchas posibilidades de que se haya mantenido. Elegimos la Serrella, es la más apartada de la costa y quizás, la  mejor para patear sus cimas. Esta vez partiremos desde Benasau.

Nuestra idea es recorrerla de Oeste a Este llegando hasta el Pla de la Casa. Iniciamos desde el depósito de agua, el coche marca -4º por lo que salimos muy abrigados. Ante nosotros tenemos el redondeado espolón del Morro de la Serrella, que se levanta majestuoso ante nuestros ojos. Por la izquierda entre los cerezos, vemos la nevada cara norte de Aitana y por detrás, con menos nieve el Montcabrer.

El camino asfaltado  marcado como PR-CV 23 y con leve declive nos conduce entre bancales de cerezos podados, directo al espolón. Nos asusta el vertical desnivel de una trocha a su izquierda, pensando que tenemos que superarla; pero llegamos a un cruce donde continuamos por la izquierda, dejando el PR por la derecha, que será nuestro regreso.

El asfalto termina y comenzamos a rodear el gran espolón enlazando con una senda que nos eleva sobre el Barranc de les Solsides, Benasau y Benilloba van quedando a nuestros pies en el valle. La vegetación comienza a ralear y sin dejar de elevarnos, la senda se ensancha entre tierras baldías.


En la otra vertiente, encauzados entre el Morro del Parral y la sierra, nos vamos acercando al inicio del Barranc de les Coves. Hacia atrás el sol ilumina el valle y por delante, entrando en la cara norte, la nieve motea el paisaje. El camino hace unas rampas y nos eleva cerca de un runar donde se distinguen dos trochas.

Debemos dirigirnos a la derecha, para superar unos bancales yermos y enlazar con la seudo senda del runar. El desnivel es fuerte, y las piedras de la torrentera la hacen muy inestable, un pasito adelante, dos para atrás; pero con paciencia y la inestimable ayuda de los bastones, la vamos ganando.

Nos dirige a un estrecho e inclinado pasillo entre un roquedo, donde la nieve ya predomina en el terreno; con el piso algo más estable y duro por lo helado, lo vamos salvando poco a poco, muchas de las veces saliendo por los laterales. Luego viene otra cuesta mucho más firme cerca de unas carrascas, donde la nieve va tomando consistencia.


Salimos de la umbría y alcanzamos el Morro de la Serrella (1.184 m.), nuestra primera cima de hoy. El día está muy despejado y el aire nos respeta. Recorremos esta redondeada colina para luego hacer un leve descenso y enfilar todo el lomo de la Serrella, en la última ondulación distinguimos la caseta de vigilancia forestal.


Este tramo es de sencillo caminar por el cordal de la sierra, de grandiosas vistas al valle de Guadalest, con la inconfundible silueta del Bernia al fondo, y por la izquierda, al valle del Seta y toda la cara norte de la Serrella tapizada por la nieve. Comenzamos el tránsito por la cresta.

Aparentemente parece tener alguna dificultad pero ni siquiera hay que poner las manos, no hay hielo y la nieve está blanda, entre rastros de sendero, y mojones avanzamos en ligero ascenso. Mirando hacia atrás, la línea de nieve separa la cara sur de la cara norte en el lomo recorrido.


En algunos rincones cerca de la cumbre el espesor de la nieve alcanza los veinticinco centímetros. Salimos a un camino que atraviesa un pequeño núcleo de pinar, que luego tenemos que dejar por la izquierda y abordar el último lomo donde está la cima y la caseta de vigilancia.


Recingle Alt (1.359 m.) segunda cumbre de hoy, y segunda también en altura. Es una de las más clásicas de esta sierra, puesto que a su falda están los famosos Frares. Hay un numeroso grupo de montañeros tomando el sol junto a la caseta. Enfrente, el sol, ya nos permite hacer una buena foto de Aitana nevada.

Proseguimos unos metros para enlazar por la derecha con la senda de subida, delimitada con estacas de madera unidas con cuerdas. En el camino, nos salimos por la derecha, ver mojones y las huellas de pisadas en la nieve; superamos la loma para bajar de nuevo al camino, que cruzamos y continuamos por la siguiente loma.


La nieve en polvo se acumula en este trecho y es una delicia caminar, apenas nos damos cuenta que seguimos elevándonos. Las vistas son sublimes a Aitana y el Bernia. Culminamos la loma y alcanzamos la tercera cumbre de hoy. Penya l’Heura (1.351 m.). Enfrente tenemos nuestro próximo objetivo, el imponente Pla de la Casa.

Seguimos por la izquierda en suave declive hasta que antes del collado giramos a la derecha por la senda de bajada. Ahora la inclinación es acentuada, con piedra suelta y resbaladiza; la técnica ayuda pero no evita que nuestras posaderas toquen el suelo. Las vistas siguen siendo excepcionales, por encima de les Bardals sobresale el Bernia.

Llegados al camino, PR-CV 182, estamos muy cerca de la Font Roja, nosotros debemos seguir por la derecha, bajando y subiendo hasta llegar al Collado Borrell que es nuestro punto de referencia por donde pasaremos dos veces. Desde este nudo de senderos tenemos hermosas panorámicas.

Marchamos de frente por la senda que aborda el runar. Pese al fuerte desnivel a superar en pocos metros, su trazado es estable, zigzagueante y con rampas, lo cual lo hace más llevadero. Nos cruzamos con gente que baja, y a medida que tomamos altura vuelven las extensas vistas a este hermoso paraje.


Alcanzamos el pequeño colladito en la parte alta del runar, marcado con una estaca del PR. Viene un entretenido trayecto recorriendo la parte más llana de esta sierra, con preciosas miradas al paisaje nevado. Arribamos al Pou de la Neu, cuya ubicación es de las más altas de la provincia; siempre lo he conocido sin cúpula y los restos se mantienen bien conservados.


Emprendemos la subida a la cumbre con precaución, aunque en la rocosa umbría no hay hielo, debemos apoyar las manos en algunos recodos. Llegamos a los exiguos restos del Castell de Xeroles, que quizás fuera una torre vigía.  Ahora tenemos que hacer una pequeña trepada para alcanzar el reducido espacio donde está la pequeña cruz.


Cima del Pla de la Casa (1.387 m.) y máxima elevación de todo el conjunto de la Serrella. Hay que moverse con cuidado para hacer las fotos, el abismo es de varios cientos de metros. Destrepamos hasta las ruinas y almorzamos al sol. Pronto tenemos que abrigarnos, la ligera brisa es muy fría.

Descendemos del montículo de la cumbre y por la derecha iniciamos la bajada. Es otra pedrera pero de suelo firme que entre rampas y lazos nos deja en la senda que viene del Barranc del Moro desde Fageca. Continuamos por la derecha rodeando la sierra, llegamos al colladito donde se una la senda que nos llevaría a la Mallada del Llop.


Monumentales vistas a Aitana y les Bardals. Vamos circundado las faldas de la sierra bajo la atenta mirada de los peñascos del Cantalar de Gil, en uno de sus farallones, con el zoom de la cámara distinguimos la cruz de la cumbre donde hemos estado. Seguimos avanzando hasta llegar de nuevo al collado Borrell.

Desde aquí volvemos a coger la nevada pista, pero esta vez nos vamos por la izquierda, por PR-CV 23 que nos devolverá a Benasau. Dejamos atrás el depósito de agua para incendios forestales y la subida directa al Recingle Alt. A partir de ahora el resto del recorrido es en suave descenso. Tenemos las últimas vistas a Aitana.

La nieve va desapareciendo dejando un fanguillo por el que chapoteamos. El camino hace dos grandes lazadas con cerradas curvas que aceleran la bajada. Poco más tarde, en otra curva, abandonamos la pista por la derecha, ver las marcas del PR. El camino es algo más estrecho pero igual de cómodo.

Pasamos por pequeñas fincas valladas y casas de campo con apenas cultivos; tomamos clara dirección a Benasau  y vuelve un ligero asfalto al camino antes de llegar al cruce de esta mañana donde cerramos el círculo y llegamos al depósito de agua. Ha sido una agradable excursión donde se han rebasado nuestras expectativas de nieve. La calificamos de dificultad ALTA, por la distancia recorrida y el desnivel acumulado.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 18,5 KM.
TIEMPO: 06:45 HORAS
ALTURA MÁXIMA: 1.387 M. (Pla de la Casa)
ALTURA MÍNIMA: 736 M. (Cementerio)
DESNIVEL POSITIVO: 1078 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 1.083 M.

DIFICULTAD: ALTA

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