Posted by : Vaig a Peu sábado, 17 de enero de 2015

La sabina albar (Juniperus Thurifera L.) se trata de un árbol de hasta 20 metros de altura con porte variado. La copa es muy densa de color verde oscuro o algo glauco. Las hojas son las más grandes entre las sabinas, escamosas y con el ápice levemente separado de las ramillas. Los frutos, al madurar, son redondos, azulados y pruinosos (cubiertos de cera). Es muy resistente a condiciones térmicas extremas. Se trata de una especie singular en la zona, ya que es fácil de ver en los sabinares manchegos pero no en Andalucía, donde se presenta de forma dispersa y poco abundante en su límite de distribución respecto al continente Europeo. Tiene una madera de grano fino muy aromática, de hecho el término Thurifera quiere decir productora de incienso por el aroma que desprende al quemarse. La Sabina de Chirivel,  situada en el Parque Natural Sierra María-Los Vélez‎ en el territorio de Chirivel. Es una sabina milenaria, que ha sido vallada para su protección. Se trata de un ejemplar de Juniperus thurifera único en la provincia de Almería por sus grandes dimensiones y su antigüedad que ha sido estimada entre 600 y 1.000 años. Ubicado en una antigua zona de cultivo de secano, destaca llamativamente en un entorno caracterizado por albergar otras especies como piornos, majuelos y tomillos, y algunos otros pies rastreros de sabina albar de gran porte. Es uno de los recorridos aconsejados para todos aquellos que les gusta el senderismo y las rutas de montaña, a ella sólo se puede acceder andando o en bicicleta. Parque Natural que se encuentra en el norte de la Provincia de Almería, en la Comarca de Los Vélez. Cuenta con más de 22.000 Has. que se extienden fundamentalmente por los municipios de ChirivelMaríaVélez-Blanco y Vélez-Rubio. Sierra de María, ubicada al norte de la provincia de Almería, en los términos municipales de María, Chirivel y Vélez-Blanco, en el ámbito de las altiplanicies andaluzas y de los paisajes agrarios de montaña, constituye un núcleo de vital importancia en la provincia y un área montañosa de vocación forestal, en un entorno climático semiárido del sureste español. En este enclave, de materiales calizos y dolomíticos béticos, se desarrollan unos extensos y espléndidos pinares de pino carrasco (Pinus halepensis), que ocupan gran parte de los pisos inferior y medio de esta sierra, sobre todo en la umbría de la Sierra de María, alternando con pinares maduros de pino laricio (Pinus nigra) y algunas reliquias de pino silvestre (Pinus sylvestris). Completan este zócalo de vegetación, la presencia de bosquetes de encina (Quercus rotundifolia) con su vegetación acompañante. En estos ecosistemas existe una amplia comunidad de vertebrados, en claro proceso de recuperación que pone de relieve el interés faunístico del área, entre las que destaca el águila real (Aquila crysaÃetos), el águila culebrera (Circaetus gallicus), gato montés (Félix sylvestris), o la ardilla (Sciurus vulgaris). La conveniencia de proteger este tipo de ecosistema en el ámbito mediterráneo y su importancia como área de recreo, esparcimiento o idoneidad para la educación ambiental, hacen que esta Sierra merezca la calificación de Parque Natural.
CÓMO LLEGAR: Por la E-15 A-7 hasta Murcia, salida en la nº 138 ALMERÍA/GRANADA, continuar por la misma Autovía hasta la salida nº 651 VÉLEZ RUBIO/GRANADA. Continuar por la A-92N hasta la salida nº 94 CHIRIVEL. Apenas salir de la autovía tomar el primer camino a la derecha que cruza por debajo de la autovía. Continuar por la izquierda hacia unas instalaciones ganaderas para llegar hasta el Cortijo de los Chaveses. Tomar el camino que a la izquierda de la casa sube hasta meterse en la zona de pinos, dentro del pinar, cuando el camino deja de subir y toma dirección Este, en un cruce de caminos dejamos el coche.
ITINERARIO: APARCAMIENTO / DEJAR EL CAMINO / ALTO DE LOS CUERNOS / CERRO CABEZO / SABINA MILENARIA / MIRADOR / GIRO DERECHA / CORTIJO EL MOJONAL / CORTIJO EL COLLADO / APARCAMIENTO.
COMPONENTES: VICENTE, JULIÁN Y SANTI.

LA RUTA: El frío se resiste en llegar y con ello las posibles nevadas. Volvemos a viajar fuera de nuestra provincia buscando mayores alturas, aunque la escasez de nieve es general. Parece que la próxima semana habrá cambios climáticos. A la Sierra de María hemos venido varias veces pero nunca desde esta zona.

Estamos a una altura considerable, 1.346 m, después de haber dejado atrás el Cortijo de los Chaveses, con 0º de temperatura y un ambiente húmedo y frío. El cielo no está limpio y grandes nubes vienen por el suroeste pero hasta mañana no hay posibilidades de lluvia. Iniciamos por el camino de la izquierda.

En suave desnivel marchamos un trecho por el camino para dejarlo por la derecha en un momento dado, y comenzar a subir sin señales ni mojones que marquen el ascenso, buscamos el mejor paso entre los pinos jalonados en plataformas que poco a poco vamos superando una tras otra.

Atravesamos varias veces el camino que en largas lazadas recorre la ladera de la sierra de Este a Oeste. En algunas de ellas caminamos por la izquierda hasta que el camino vuelve a girar a la derecha elevándose un poco más, y volvemos a atajar de frente, buscando una nueva lazada de la pista.


La dirección es clara, debemos seguir ascendiendo hacia las paredes, algo a la izquierda, pero sin acercarnos al gran peñón, que poco a poco vamos rebasando. Alcanzamos la última curva de la lazada donde la vegetación comienza a ralear. Ahora la única referencia es la cresta de la sierra a la que nos acercamos de frente. En uno de sus espolones, tirando de zoom, vemos un muflón que nos observa.

Llegamos a las paredes; atrás hemos dejado el peñón, y en su collado vemos a dos cazadores moverse, y otro que viene a nuestro encuentro. Es joven, y con el semblante contrariado dice que algo ha fallado; nosotros no deberíamos de estar aquí, puesto que va a comenzar una montería con jaurías de perros. El fallo es que la organización no ha acotado caminos con señales y avisos. Le informamos de nuestro destino y nos indica que una vez alcancemos la cuerda no habrá problema, ya que estaremos fuera del ámbito de la cacería.

Rodeamos la loma para coger la cresta de la sierra y seguir subiendo por ella. El paisaje es pétreo y desolado, las zarzas apenas levantan un palmo entre las rocas, y todas están pintadas de blanco en la dirección que sopla el aire, con pequeños cristales helados  adheridos a sus hojas.


Las rachas de aire nos golpean y cambia la sensación térmica con rapidez. Tras la segunda loma vemos el punto geodésico, pero decidimos hacer una parada técnica antes de llegar. Resguardados en unas rocas, nos enfundamos cortavientos, guantes, gorros y aprovechamos para tomar líquidos y unas barritas energéticas.


Continuamos hasta alcanzar el vértice del Alto de los Cuernos (1.942 m.) Aunque sobre nosotros el día está despejado, por la Sierra de Baza y en Sierra Nevada, un espeso mar de nubes nos impide contemplar sus nevadas cumbres. Cerca, pisamos un pequeño nevero, helado y duro.

Por delante tenemos una extensa y larga planicie en declive, interrumpida por el Collado de los Cuernos, donde comienza de nuevo a recuperar casi la misma altitud al culminar la redondeada loma. Los constantes golpes del frío aire hacen que el paisaje nos parezca más desamparado y solitario.

Pese a no haber sendero ni mojones que nos guíen progresamos con celeridad en un terreno tieso y rígido, con apenas piedra suelta. Coronamos la siguiente loma, Cerro Cabezo (1.946 m.), que siendo algunos metros más elevada que la anterior, no tiene vértice geodésico ni marca que así lo acredite.

Iniciamos el descenso sin apenas cambios en el paisaje, nuevas montañas peladas en el horizonte y una lejana pista de tierra en el estrecho valle que parece nuestra próxima referencia. La bajada es rápida por lo que pronto el aire deja de azotarnos y marchamos  más resguardados.

En la pista distinguimos cuatro vehículos aparcados que suponemos serán de los organizadores de la montería. Antes de llegar a la pista el GPS nos lleva hacia una vaguada que remontamos  a media ladera de otra gran loma. Caminamos paralelos a ella, pero más elevados. Luego bajamos hacia la pista para saltar una valla de alambres.


Enseguida tenemos delante la gran Sabina albar de Chirivel, nos damos cuenta por los paneles informativos, ya que pese a sus 20 metros de altura, su enorme perímetro hace que se diluya en el paisaje como una mancha verde. Hay una fuente, actualmente seca. Descendemos unos cien metros hasta su ubicación, solo entonces percibimos la grandiosidad de su tamaño.


Sus ramas caen al suelo en cascada, formando un tupido manto verde circular cuyo extraordinario eje es su impresionante tronco. Solo hay un resquicio por el que se puede acceder a su interior para admirar los entresijos de su retorcido ramaje, una formidable rama se apoya en el suelo haciendo de portón, y puede dar cobijo a varias personas o animales.

Proseguimos por la pista que gana altura hasta alcanzar un pequeño collado. Hacia atrás vamos dejando la Sabina Milenaria de Chirivel, que poco a poco vuelve a quedar reducida a una mota verde en el solitario paraje. Por delante cambia el paisaje, se torna algo más agreste y vemos el trazo del camino que describe una gran curva.

Después de la gran curva empieza una trepidante bajada con un fuerte desnivel. Llegamos al Mirador de la Sabina, curioso nombre, ya que no podemos observar la Sabina, que queda arriba en la otra vertiente. Sin embargo hay una bonita mirada al valle entre la Sierra de las Estancias. A la derecha, con un poco de suerte podemos ver la Tetica de Bacares (2.080 m.).

Sigue soplando algo de aire y decidimos tomar un tentempié resguardados algo más abajo, junto a unos ejemplares de Sabina Mora Juniperus phoenicea L. Culminamos la tremenda bajada y antes de unirnos a otra pista que viene por la izquierda, nos salimos del camino por la derecha hasta una pequeña valla de alambre que seguimos paralelamente.

Esta pequeña maniobra nos permite atajar y conectar con la pista más adelante. Es como entrar en una gran finca con cuidados bancales de secano plantados de almendros en producción. Cruzamos una pequeña rambla en dirección a unos caseríos. Una de sus casas ha sido remozada recientemente. Estamos en el Cortijo el Mojonar.


El nuevo camino describe dos grandes cuestas pasa salvar unas lomas y llegar al Cortijo el Collado, el único habitado de todos los que hemos pasado, junto a unas naves tienen el redil donde están recogiendo el ganado.  Nada más superarlo debemos tomar otro camino que comienza a la derecha.

El paisaje cambia de nuevo y nos es más conocido. Por la derecha las grandes lomas culminan en espolones y al frente nos vamos acercando al pinar de esta mañana. Poco antes de llegar al coche a la derecha vemos los remolques de las jaurías de perros y después un cazador nos corta el camino. Dice que faltan por llegar los perros, pero que todavía puede haber algún disparo.

Nuestro coche está a unos quinientos metros y siguen sin señalizar la montería. Decidimos no armar follón y esperamos a que lleguen los perros. No tardan mucho y van directos a sus jaulas, con lo cual llegamos sanos y salvos al coche, pero dándole vueltas a cómo se pueden organizar estas cosas sin colocar avisos.

Mientras esperábamos hemos acordado comer en Chirivel, al menos nos quitaremos este mal sabor de boca. Bajando paramos en el Cortijo los Chaveses para fotografiar un enorme Pino Bandera que habíamos visto esta mañana. Achaparrado por los vientos y las nieves, su tronco es colosal.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 16,3 KM.
TIEMPO: 05:15 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.946 M. (Cerro Cabezo)
ALTURA MÍNIMA: 1.260 M. (Barranco de los Caballeros)
DESNIVEL POSITIVO: 880 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 878 M.

DIFICULTAD: MODERADA.

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