LA SAGRA CLÁSICA: COLLADO VÍBORAS-BOSQUE VERTICAL

Posted by : Vaig a Peu lunes, 22 de diciembre de 2014

Con esta silueta inconfundible que destaca a lo lejos, La Sagra es la protagonista. Su mole rocosa, salpicada con frecuencia de nieve, ha llamado siempre la atención de la gente, por conocer sus bellos y solitarios paisajes, Desde la antigüedad, las estribaciones de la montaña fueron lugar de asentamiento y supervivencia y las condiciones climáticas –a veces extremas- moldearon las costumbres de todos los seres vivos de La Sagra. De igual modo, los lugareños que habitaban este altiplano, tuvieron que adaptarse a los rigores del entorno y aislamiento al que estaban sometidos. Los pastores, con sus rebaños de vacas, cabras montesinas y corderos segureños, recorrían todos los días la sierra en busca de pastos y fue así como descubrieron, uno a uno, todos sus rincones ocultos y les fueron dando nombre a fuentes, barrancos, collados y cumbres. Los pastores también trazaron los senderos que unían cortijadas y aldeas, y que hoy utilizamos con frecuencia los montañeros. Es por ello, que nos hemos esforzado todo lo posible en recuperar los nombres antiguos que definen los paisajes de La Sagra, para que perduren en el tiempo y en el recuerdo de los visitantes, en claro homenaje a sus primeros pobladores. Cuando, a mediados del pasado siglo, comenzaron a llegar los primeros montañeros a La Sagra, lo hicieron, a veces, a pie o en bicicleta y fueron recibidos por los lugareños que siempre ayudaron al viajero, aconsejándole los mejores caminos de subida a la montaña. Seguramente, los pastores se vieron sorprendidos ante estas inesperadas visitas de las gentes llegadas de lejos, que venían con interés de conocer sus tierras y subir a sus altas montañas. Así, unos y otros, lugareños y montañeros, entablaron una entrañable amistad al amparo del calor de la chimenea de sencillos cortijos. Aunque algunas cosas han cambiado en las últimas décadas –el número de visitantes ha aumentado y son diversos los motivos que los atraen a La Sagra…, la montaña sigue siendo la misma, bella, desafiante y misteriosa. Esta tierra, hoy sin fronteras, nos invita a caminar por ella y nos anima a conocer su naturaleza, su historia y a sus gentes. Con el respeto y admiración que se merece el entorno de La Sagra, nos ponemos en camino. (Ángel Ortiz Martínez)

CÓMO LLEGAR: Autovía E-15 a Murcia, hacia Granada, salida por la C-415 a Caravaca de la Cruz, seguir por la C-330 hasta la Puebla de Don Fadrique, seguir por la carretera de montaña a Huéscar durante unos 12km hasta el Cortijo de los Collados de Abajo.

ITINERARIO: COLLADOS DE ABAJO / COLLADO DE LAS VÍBORAS / MORRO DE LAS ZAMARRILLAS / ESCALÓN / CIMA ESTE / LA SAGRA / CIMA OESTE / COLLADO DE LA SAGRA CHICA / BOSQUE VERTICAL / COLLADO BLANCO / COLLADOS DE ABAJO.

COMPONENTES: VICENTE, PATRO, SANTI Y PEPE.

LA RUTA: La Sagra se ha convertido en un clásico para la gente del sureste, al igual que Sierra Nevada y Pirineos. Es la cota más alta y cercana a nuestra provincia, por lo tanto le rendimos culto al menos una vez al año. Culto y respeto, por supuesto. La equipación debe ser de alta montaña.

Iniciamos desde el Cortijo de los Collados de Abajo, de mala manera, como siempre, pero esta vez por no saltar la puerta o la valla, nos arrastramos por debajo de ella. No sé que es más humillante, y sigo sin entender este maldito conflicto con la valla.

A última hora hemos desistido subir por El Embudo debido a las placas de hielo que puedan existir después de las últimas heladas. El sol intenta despuntar pero la umbría de La Sagra es dura en invierno. Cogemos el camino que nos aproximará a la Fuente de los Paradores.

El terreno está tieso, helado; con menos nieve que el año pasado y quizás más hielo puesto que hace una semana de la última nevada. Vamos tomando altura y hacia atrás vemos como el sol gana extensión a la sombra. El Castellón de los Mirabetes (1.939 m.) reluce al fondo.

Por delante, le mostramos a Patro la ubicación de El Embudo y de la Piedra de los Caramelos. De nosotros, solo él no ha subido por esa zona, y hoy tampoco lo vamos a hacer. Seguimos subiendo, creo que hemos pasado la Fuente de los Paradores aunque no hemos visto los viejos troncos acanalados.

La mole de La Sagra es impresionante. Comienzan a verse las primeras manchas de nieve en el camino. Entramos en calor y aprovechamos para aliviarnos algo de ropa cerca de la zona del Pollo Cherrín. Poco después dejamos el camino por la senda amojonada que se empina un poco más.

La nieve se hace más constante y no está dura, por lo que se patea bien. La senda nos eleva entre los pinos buscando la parte Este de la sierra entre claros de sol y umbría. El collado se intuye cerca de una franja donde observamos varios puntiagudos farallones.

Collado de las Víboras (1.852 m.) Salimos al sol, por lo tanto hay menos nieve, pero sopla un poco de aire. Ante nosotros tenemos un fuerte desnivel que superar, que a medida que atacamos la senda nos parece menos fiero. A mitad de ella las soleadas vistas se amplían y vemos un mar de nubes en el horizonte.

Poco antes de llegar al otro collado, resguardados del aire en un escalón rocoso, tomamos hidratos de carbono y barritas energéticas mientras contemplamos las hermosas vistas. Un esfuerzo más hasta los troncos de un gran pino salgareño abatido.

Morro de las Zamarrillas (2.010 m.) La altura alcanzada nos hace reinar sobre un paisaje espectacular. Pero de nuevo por delante tenemos otro gran reto en forma de encrespado desnivel. En este tramo hay varias sendas, se trata de seguir las que creamos adecuadas, nosotros empezamos hacia la derecha.

Zigzagueamos un poco a la izquierda, para a medida que nos acercamos al gran escalón rocoso, continuar de nuevo por la derecha. De esta manera al llegar a él, lo esquivamos rodeándolo. Tiene un tramo algo más aéreo que con precaución salvamos perfectamente.

Mientras rodeamos el promontorio rocoso, poco a poco va apareciendo ante nuestros ojos la impactante ladera de la Cima Este de La Sagra, que se desploma casi verticalmente por El Embudo y La Pedrera, donde vemos afanados montañeros que están culminado la subida.

Enlazamos con el sendero principal que viene del escalón rocoso y comienza un plácido recorrido en cuando a desnivel, pero que extremamos en precaución al haber pequeñas placas de hielo y no habernos colocado los crampones. La gran mole acapara nuestras miradas.

Este tramo suele ser un encuentro entre montañeros que van y vienen, o que llegan desde El Embudo. La Cima Este de La Sagra (2.369 m.) normalmente no se corona puesto que el sendero la rodea por la loma evitando en lo posible el fuerte desnivel. El aire sopla más fuerte y un buitre leonado planea sobre nosotros.

Y por fin, La Sagra (2.383 m.) Hay un grupo de montañeros de Benisa con los que compartimos fotos. El aire es frío bajo un precioso cielo rayado. En la soleada cara sur impera el mar de nubes por donde solamente sobresalen las altas cumbres blanqueadas de Sierra Nevada.

Decidimos buscar un buen lugar resguardado del viento para almorzar. Seguimos el cordal y lo encontramos cerca de la Cima de La Sagra Oeste (2.351 m.) donde hay una pequeña cruz de hierro, y protegidos por unas rocas, nos zampamos el merecido almuerzo.

Proseguimos el descenso. Terminada la primera loma, es un bonito recorrido con moderado desnivel y con la vista puesta en el horizonte. Con Sierra Nevada al fondo, Cazorla, Castril, el Embalse de San Clemente y las crestas de La Sagra Chica (2.040 m.) que comienzan a emerger.

Alcanzamos el Pino Bandera que resiste maltratado por los vientos y las duras condiciones ambientales, es el ejemplar a mayor altura de esta sierra. El pino salgareño resiste bien hasta los 1.800 metros y éste está a más de 2.000 metros. Cerca de él están los retorcidos troncos de un compañero caído.

Viene un tramo rápido donde el sendero culebrea por la derecha siguiendo los mojones. La presencia de pinos de fuertes troncos se reafirma junto a los esqueletos y troncos de otros derribados. La nieve va desapareciendo y solo motea alguna umbría.

Collado de la Sagra Chica (2.027 m.) Ahora emprendemos otro fuerte descenso pero dentro de un marco incomparable: el Bosque Vertical. Compuesto por grandiosos ejemplares de pino salgareño de gran porte, algunos de ellos con alturas entre los 25/30 metros, siendo la especie más longeva de la península.

Al no quedar casi nieve, tampoco hay barro, y la senda es una delicia. Santi es la primera vez que patea esta zona y está asombrado. Para cualquiera que ame la naturaleza es una pasada este recorrido contemplando esbeltos y asombrosos ejemplares.

Pasamos entre muchos troncos abatidos y bajo un farallón rocoso que en su remate final se parece a un elefante con trompa. Es una zona algo indómita y de una belleza descuidada. El desnivel se amortigua y el sendero llanea en un claro entre pinos.

Collado Blanco (1.555 m.) Al igual que otras veces el GPS tiene sus dudas e incluso durante un trecho pierde la señal. Hay que seguir de frente un poco a la izquierda donde se reafirma un camino ancho que nos saca de nuevo a la luz del sol.

Traspasamos la valla de una finca por una puerta que volvemos a dejar cerrada. Esta sería la solución ideal para la valla de los Collados de Abajo. Con apenas desnivel el camino continúa hasta que lo dejamos por una senda a la derecha, hay unos mojones que lo marcan.

Esta senda enlaza después con el Camino de los Cortijos Nuevos, donde ya volvemos a tener vistas completas de La Sagra a la derecha y del Castellón de los Mirabetes al frente. Dejamos atrás algunos cortijos y el camino se pega a la valla, que nos acompaña hasta el coche en el Cortijo de los Collados de Abajo.

Ha sido una excursión perfecta. Pese haber soplado algo de aire en la cumbre apenas nos ha hostigado, permitiendo hacer un recorrido agradable. Unas miradas nostálgicas a la gran mole por la que hemos realizado una buena travesía este-oeste. Al coche y a casa.