Posted by : Vaig a Peu lunes, 29 de diciembre de 2014

Al noroeste de la región de Murcia, a medio camino entre los términos municipales de Cieza y Calasparra, el curso del río Segura descubre uno de los parajes más bellos de la región: el Cañón de los Almadenes. Una superficie de 116 hectáreas de este espacio se encuentra protegida desde 1992, circunstancia que ha permitido conservar gran parte de la riqueza natural y patrimonial del paraje. El Cañón de los Almadenes aparece como un paisaje insólito en las últimas estribaciones de las sierras del Molino, la Palera y el Almorchón, limitando en su margen izquierda por el sinclinal de la Campana y el Alto de la Serreta. El río Segura ha tallado esta profunda hendidura a lo largo de millones de años, aprovechando los accidentes tectónicos y plegamientos de la alineación montañosa de las sierras del Molino y la Palera, dando lugar a un desfiladero de cuatro kilómetros de longitud, con paredes verticales que en algunos tramos llegan a superar el centenar de metros de profundidad. La naturaleza se muestra caprichosa en este rincón del municipio ciezano, las condiciones climatológicas, litológicas y tectónicas han dado lugar a modelados fenómenos naturales característicos  de la zona. Tal es el caso del paraje kárstico del lapiaz delos losares con su peculiar fisonomía de surcos estriando la roca, así como de las numerosas cuevas, simas y abrigos rocosos abiertos en las paredes del cañón y la presencia de fuentes de agua, entre las que destaca la Fuente del Gorgotón, un manantial de aguas templadas único en la región de Murcia. El Cañón de los almadenes ha estado habitado desde el Paleolítico, las cuevas y abrigos rocosos de sus escarpes fueron el lugar elegido por pobladores prehistóricos para refugiarse, atraídos por la riqueza de recursos naturales de un área recorrida por el río Segura, donde las tierras son  fértiles para el aprovechamiento agrícola, existiendo salinas y canteras explotadas desde tiempo inmemorial. La Cueva-Sima La Serreta es uno de los enclaves más populares del Cañón de los Almadenes, declarado Bien de interés Cultural por la Ley de Patrimonio Histórico Español, y atesora un legado de pinturas rupestres esquemáticas de incalculable valor. Tras la Presa de la Mulata, único embalse del cañón, el río sufre una importante disminución de caudal quedando constituido por un rosario de charcas aisladas como consecuencia de la derivación de agua hacia la central hidroeléctrica de Almadenes, situada aguas abajo. Una vez superado el salto de la central de Almadenes, el caudal se recupera sumándose además, a unos 300 metros aguas abajo, la descarga permanente de la Fuente del  Gorgotón. En la mitad del tramo del cañón el río Segura recibe las aguas del Quípar, afluente que nace en la abrupta y elevada sierra de la Zarza, situada en el término de Caravaca de la Cruz, recorriendo una cincuentena de kilómetros. En el Cañón de los Almadenes  el río describe varios meandros de valle o encajados de forma rectilínea.

CÓMO LLEGAR: Por la E-15 / A-7 dirección Murcia. Salida en la 566A y continuar por la A-30 dirección Albacete. Salida por la nº 105 a Cieza, cruzar el pueblo y salir por el puente de hierro para coger la C-330 dirección Caravaca, y en unos 3,5 km aproximadamente, hay un cruce balizado a la derecha, seguiremos esta carreterita que nos llevará hasta la central eléctrica.
ITINERARIO: CENTRAL ELÉCTRICA / LA SERRETA / BAJADA AL RÍO / PRESA DE LA MULATA / CENTRAL ELÉCTRICA.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

LA RUTA: Esta ruta también la teníamos en la reserva puesto que hace un tiempo, cuando tuve noticia de ella, estaba trazada como ruta circular, pero más tarde cerraron el paso por la Presa de la Mulata y ahora ha quedado como ruta lineal, de ida y vuelta por el mismo trazado.

Iniciamos desde la misma central eléctrica solitaria a estas horas, por un camino de tierra que remonta la loma por la derecha entre un bosquete de pinos. Hace un buen día despejado y con un sol que luego hará que vayamos prescindiendo de ropa.

Rápidamente tomamos altura sobrepasando la central de la que obtenemos vistas completas. Un poco más allá, distinguimos una enorme burbuja de cristal, a la que no encontrábamos sentido. En la venta del Ginete nos lo explicaron, es el inacabado Centro de Interpretación que la crisis ha dejado colgado.


Unos mojones nos van guiando en la subida a la loma entre pinos y matorral de esparto. Una vez arriba las vistas son preciosas, los arados campos de cultivo entre montañas y a nuestros pies, la profunda y zigzagueante brecha labrada por el río Segura en su curso.

Debido a la umbría y a la considerable altura que nos encontramos, todavía no distinguimos el lecho de agua en el fondo del cañón. El sendero nos separa del acantilado para salvar una barranquera por su parte menos honda y remontar de nuevo.

Hay pequeñas ondulaciones que tenemos que atravesar en nuestro camino, cogiendo altura poco a poco, hasta que por fin tenemos visión del agua y sus reflejos en el fondo del cañón. La profundidad hasta el lecho del río es considerable e impresiona la quebradura surcada por las aguas.


Avanzamos subiendo y bajando las oscilaciones del terreno, unas veces dentro del cañón y otras por el precipicio, si no se tiene vértigo no hay sensación de peligro alguna. El sol ilumina con fuerza las paredes de la otra vertiente y tenemos vistas más largas del río en su profundidad.

Casi a mitad del recorrido y en los paredones de enfrente podemos ver la plataforma y las escaleras de la Cueva-Sima La Serreta, es uno de los enclaves más populares del Cañón de los Almadenes, declarado Bien de interés Cultural por la Ley de Patrimonio Histórico Español, y atesora un legado de pinturas rupestres esquemáticas de incalculable valor.

Volvemos a alejarnos del cauce para atravesar otra vaguada algo más pronunciada, ello nos permite tener panorámicas a las crestas de la Sierra del Oro. Retornamos al borde del abismo y el sendero comienza a descender metiéndose en la umbría.


Parece que no hay espacio, pero pegados a las paredes nos abrimos camino fácilmente, con la vista puesta en un enorme y puntiagudo farallón algo separado de los contrafuertes. Unas escaleras de cemento nos aportan seguridad en este descenso.


Hacemos un declive prolongado entre viejos escalones de cemento y rocas que ayudan a proseguir. El grado de humedad ha aumentado considerablemente y poco a poco nos vamos introduciendo en el profundo cauce del cañón. La senda bordea el gran farallón.

Es emocionante sentirse encajonado entre las altas paredes verticales. Tras el farallón viene un pequeño salto que han equipado con una pasarela de hierro, que más parece la vía de un tren con traviesas metálicas. A pesar de que impone, se puede pasar sin dificultad.

Ahora es un sendero más firme el que nos sigue acercando al nivel de las aguas y que apenas podemos ver debido a la abundante vegetación; en esta posición proliferan los pinos y matorral, también los cerrados recodos que el río hace, nos acortan la visión.


Llegamos a una zona de rocas desprendidas que forman algunas viseras o abrigos. En una de ellas descubrimos varios nidos de golondrinas pegados en lo alto. El cauce se amplia y entra más luminosidad. Contemplamos las erguidas y hermosas paredes verticales.


Alcanzamos el nivel del lecho del río en una zona donde su curso entre rocas parece más bravo, formando pequeñas cascadas y saltos entre peñascos cubiertos de verde musgo. Dejamos atrás diversos senderos que bajan hasta las aguas y que en mejor época podemos remojarnos los pies.

La vegetación se vuelve más exhaustiva y apretada cerca de un ancho recodo. Resulta algo incomodo pasar este trecho en el que se confunden los rastros de sendas hechas por los animales que bajan a beber. En seguida se intuye que estamos cerca de la presa.

La pequeña presa de La Mulata desagua por un portón lateral. Sus dimensiones son reducidas, lo que da una idea de lo estrecho que es el Cañón de los Almadenes. La Mulata es una presa de derivación desde la que se conduce  el agua, mediante un canal subterráneo, a la central hidroeléctrica de Almadenes, a cuatro kilómetros de distancia aguas abajo.

Subimos las escaleras hasta el nivel de la presa y comprobamos de primera mano que sigue cerrado el paso peatonal. Tomamos unas frutas junto a una caseta sin puerta y vacía. Al entrar en ella para hacer una foto desde su interior, se dispararon todas las alarmas y luego un altavoz emitió un aviso de desalojo. ¡¡Inaudito!! Pensé que nos  iban a apresar.

Empezamos el regreso por el mismo camino, dándole vueltas al dinero que se están gastando con el Centro de Interpretación para una ruta que ha sido cercenada. Ahora nos vamos fijando en el paisaje y los paredones que el sol alumbra un poco más.

Dejamos atrás la pasarela metálica y comenzamos a subir los escalones; siempre he refunfuñado cuando aparecen en las rutas de montaña, pero aquí creo que son necesarios, puesto que ampliarán la diversidad de gente que pueda venir. Llegamos a la parte alta.


El día luce espléndido. El paisaje montañoso y los campos de cultivos son más definidos. 
Volvemos a ver la Cueva de La Serreta enfrente y la bajada por la loma se agiliza entre las matas de esparto, sin perdernos ningún detalle del asombroso Cañón de los Almadenes.

Tenemos a la vista la cúpula de cristal y la central eléctrica de los Almadenes, a un paso de  nuestro coche. De regreso paramos en la Venta El Ginete a tomarnos un tentempié. El dueño, una persona joven amante de la naturaleza, expresa su malestar por cierre de la presa que afecta también a su negocio.
RECORRIDO: LINEAL, IDA Y VUELTA.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 9,330 KM.
TIEMPO: 04:10 HORAS
ALTURA MÁXIMA: 270 M.
ALTURA MÍNIMA: 156 M.
DESNIVEL POSITIVO: 389 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 389 M.

DIFICULTAD: MODERADA.

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